lejos y entre un bosque de hayas,
lejos y cerca de un río embravecido,
lejos de ti, lejos de mi,
lejos de todos
y entre abedules y abetos,
hacer siluetas con el viento,
y silbar y silbar como un pájaro hueco,
y reír y reír y hasta que me salten las lágrimas,
y hablar solo y solo hablar conmigo,
y yo solo ante el olvido,
olvidarme de que un día fui alguien
y que hasta tuve algo de persona,
pues la vida me enseñó algo que no es perecedero,
me enseñó que su boca muerde
y que tiene, afilados sus dientes de acero.
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