La verdad es que ésta vida me sabe a poco. Cuando empiezo a cogerle el gustillo, va la cosa de tal manera, que es cuando te das cuenta que los años no pasan en balde y cuando quieres volver a jugar a las canicas, al escondite y a la gallina ciega, te dicen que tienes que ser un señor maduro y no precisamente como Nicolás Maduro y tienes que ser responsable y un tío echo y derecho, por eso solo te dejan jugar a las damas y como mucho al mus. Y esos pequeños paseos por los alrededores del puerto y si te aburres mucho te dan cancha, con la Petanca.Y es que odio todos los juegos que deben hacer los viejos, digamos los juegos oficiales que dicen que se corresponden a la vejez. Y yo soy un viejo, pero soy un viejo diferente, pues presumo de ser viejo y de que me gusten las tías más que nunca. Me gustan las tías, me gustan ,las flores, los campos, las montañas, los ríos y ese mar que siempre me acompaña. Me gustan los cuatro vientos, los días frescos, las tardes otoñales y la profundidad de las noches invernales.
Podíamos decir, que me gusta y me entusiasma la vida y es que ahora con la vejez, me doy cuenta de todo lo que me he perdido. Me he perdido perderme entre la niebla. Me he perdido flotar sobre las nubes. Me he perdido correr desnudo en los campos de trigo y al caer el sol hacer surf en una playa. Me he perdido cabalgar hasta el horizonte en un caballo blanco y desaparecer con el último rayo de sol. Me he perdido hacer camas redondas y donde es sexo no tenga un límite. Me he perdido navegar por aguas del mar Caspio y aparecer en medio del Pacífico. En fin, me he perdido tanto, que ahora tengo el deber de tener que recuperar lo perdido.
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