si queréis que me postre a los pies,
primero tendréis que doblegarme
y escupirme en la cara,
dadme vuestro odio,
que yo os lo devolveré con creces,
dadme vuestra ira,
que yo la convertiré en ira divina,
dadme una pausa y dadme un respiro,
que yo cojo las fuerzas del aire comprimido,
y puede que esté perdido
y puede que me encoja dentro de mi castillo,
pero mi castillo es de techo de ladrillo,
y está al borde de la playa,
es fuerte y sólido
y también es frágil y delicado,
y todo depende de las viveza de las mareas
y del furor de las olas.
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