No sé como no soy capaz de entender que los excesos de unto no son lo mío. Que lo mío no es hacer cantos a la primavera, que lo mío es desgranar lo bueno y lo feo de la Primavera, desgranarla en esos pequeños detalles que tiene el día a día. Pero no, de vez en cuando se me va la pinza y me dedico a hacer poesía de la fácil y que vengan las rimas y se acoplen las estrofas. Y yo de eso, no sé, sé menos de lo que un ciego puede ver. Lo mío es el humor ácido y corrosivo, lo mío es la acidez del estómago, son las malas digestiones, son las pesadillas.

Yo no sirvo para describir las cosas bonitas, porque lo bonito me produce ardentía, porque lo bonito enseguida me empalaga. Si yo veo algo bonito, lo digo, pero a continuación mi cuerpo me pide que matice o que haga una reseña irónica sobre tanta belleza. No sé, no soporto la intensa dulzura de lo bonito o de lo entrañable y no puedo decir te quiero y para siempre, porque sé que es mentira. Te querré mientras tanto, te querré con locura mientras dure, te querré hasta nuestra despedida, pues yo no prometo nada de lo que no creo.
Claro que todo esto, lo mantengo si no hay en juego un polvete, porque entonces soy capaz de jurar que te quiero hasta la muerte o que te querré siempre y hasta que la muerte nos separe. A veces en los objetivos tácticos, hay que poner algo de engaño, hay que engatusar al contrario, hay que darle dulce melocotón en almíbar. Y por un lindo polvete, merece la pena, total es sólo una mentira piadosa y que además no es del todo mentira. Por un lindo polvete se hacen cosas que sólo los que estamos muy necesitados podemos entender.

Yo no sirvo para describir las cosas bonitas, porque lo bonito me produce ardentía, porque lo bonito enseguida me empalaga. Si yo veo algo bonito, lo digo, pero a continuación mi cuerpo me pide que matice o que haga una reseña irónica sobre tanta belleza. No sé, no soporto la intensa dulzura de lo bonito o de lo entrañable y no puedo decir te quiero y para siempre, porque sé que es mentira. Te querré mientras tanto, te querré con locura mientras dure, te querré hasta nuestra despedida, pues yo no prometo nada de lo que no creo.
Claro que todo esto, lo mantengo si no hay en juego un polvete, porque entonces soy capaz de jurar que te quiero hasta la muerte o que te querré siempre y hasta que la muerte nos separe. A veces en los objetivos tácticos, hay que poner algo de engaño, hay que engatusar al contrario, hay que darle dulce melocotón en almíbar. Y por un lindo polvete, merece la pena, total es sólo una mentira piadosa y que además no es del todo mentira. Por un lindo polvete se hacen cosas que sólo los que estamos muy necesitados podemos entender.
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