A mis verdaderos amigos, que no son muchos, les tengo que decir: qué ha merecido la pena éste viaje y que por mí, lo repitiría. Pero nos obligan a escoger y si quieres más vida tienes que aceptar la muerte y si quieres más besos, pues tendrás que buscar una tía o un tío, depende y depende de que pie cojees. Pero a lo iba, éste viaje ha sido mejor que una semana gratuita en Disneylandia, que más o menos es lo que ha durado, una puta semana de mi vida.
A mis progenitores tengo dudas de felicitarlos y porque no sé muy bien si para ellos, su producto ha merecido la pena. Para mi, sí y claro que me reivindico, pero para ellos, que esperaban tener a un meritorio médico de clase alta, pues pasa que, que con semejante pelandusco no se sentirían satisfechos. Para ellos, yo sería un don nadie de poca monta, un medicucho de miras cortas, un aprendiz de brujo siempre frustrado. Y no les culpo, pues cada uno debe tener claros sus principios y objetivos y yo sinceramente creo, que con los míos he cumplido.
A los me aguantaron en mis peores momentos: ¡qué se jodan!. Pues para aguantarme a mi y en mis peores momentos, hay que ser gilipollas e interesado, pues estoy seguro que si aguantaron mi mecha es porque tenían otros intereses más oscuros y me alegro y me alegro un huevo, de que sufrieran mis chaparrones de mala hostia. A los que trabajaron conmigo, les deseo lo mejor y porque creo que siempre hicimos equipo, salvo excepciones, claro está. Y al resto, creo que les he dado alegrías y sobre todo, ganas de vivir, pues reconozco que no me falta entusiasmo y ganas de vivir. Y ese es mi punto fuerte: qué amo a la vida más que nada en el mundo y eso se quiera o no, se acaba contagiando.
A mis progenitores tengo dudas de felicitarlos y porque no sé muy bien si para ellos, su producto ha merecido la pena. Para mi, sí y claro que me reivindico, pero para ellos, que esperaban tener a un meritorio médico de clase alta, pues pasa que, que con semejante pelandusco no se sentirían satisfechos. Para ellos, yo sería un don nadie de poca monta, un medicucho de miras cortas, un aprendiz de brujo siempre frustrado. Y no les culpo, pues cada uno debe tener claros sus principios y objetivos y yo sinceramente creo, que con los míos he cumplido.
A los me aguantaron en mis peores momentos: ¡qué se jodan!. Pues para aguantarme a mi y en mis peores momentos, hay que ser gilipollas e interesado, pues estoy seguro que si aguantaron mi mecha es porque tenían otros intereses más oscuros y me alegro y me alegro un huevo, de que sufrieran mis chaparrones de mala hostia. A los que trabajaron conmigo, les deseo lo mejor y porque creo que siempre hicimos equipo, salvo excepciones, claro está. Y al resto, creo que les he dado alegrías y sobre todo, ganas de vivir, pues reconozco que no me falta entusiasmo y ganas de vivir. Y ese es mi punto fuerte: qué amo a la vida más que nada en el mundo y eso se quiera o no, se acaba contagiando.
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