Dicen que dos ideas, pueden surgir miles de ideas y eso pasa por simple apareamiento, pero lo más difíl es tener dos ideas al mismo tiempo y que además congenien o que sean compatibles. Ideas, ideas tenemos todos los días, son pequeñas ideas de pequeñas cosas o son trozos de metralla de una idea y lo más importante, es que si surge una buena idea, no se olvide. Porque las buenas ideas se olvidan como todas las cosas, tal y como se olvida el amor o los mejores momentos de la vida, sí, quedan pequeños rescoldos, pero si de vez en cuando no se aviva el fuego, se apagan definitivamente.
Los mejores recuerdos son como las estrellas fugaces, brillan un rato y cuando más están brillando, empieza su cenit. Los mejores recuerdos hay que mimarlos y darles cariño, de vez en cuando hay que volver al mismo escenario y con los mismos protagonistas y así podrás entender un poco mejor tú película anterior. Con los malos, también hay que hacerlo y si aún estás a tiempo de hacer algo, pues te irá mejor, por lo menos a tí te irá mejor y porque has hecho algo por cambiar esa situación. De todas formas no sirve de mucho, sirve para quedarte un poco más tranquilo, pero de ahí no pasa el tema y porque lo hecho, hecho está y además, no tiene remedio.
Pero siempre es bueno volver al pasado, porque por un lado disfrutas y por el otro, sufres, pero siempre sufres menos que si quieres enterrarlos y lo digo, porque los malos recuerdos nunca mueren. Los malos recuerdos forman parte de tú alma o de la parte oscura de tú alma, pero ellos también te marcan y determinan de alguna manera tú forma de ser o de estar. Uno, no puede renegar de como dejó aquella novia o a aquél amigo, uno sólo puede darse cuenta que no fue el mejor método y no hace falta que participe el remordimiento, pues de nada vale. El arrepentimiento sí y el remordimiento no, pues yo me he arrepentido de muchas cosas y si de verdad me he arrepentido, no tiene cabida el remordimiento y con arrepentirse una vez, es más que suficiente.
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