LA LETRA CON SANGRE ENTRA

Dicen que "la letra con sangre entre" y supongo que eso sólo dicen los que dan las hostias, porque el que las recibe, eso nunca lo dirá. No es lo mismo dar que recibir y si el que da lo hace con gusto y saña y si el que recibe, lo hace porque no le queda otro remedio, pues ya tenemos dos posturas antagónicas e irreconciliables y a partir de ese momento, el que pega lo hará con más ganas y el que recibe percibirá las hostias con más rabia y odio. Y al final, es como una espiral de violencia desmedida y creada y fomentada por el que siente superior y además abusa. Pues yo viví en tiempos donde esa puñetera frase se cumplía al pie de la letra y era en casa y era en el colegio y era en el patio del colegio y también era, en la puta calle.

El mundo funcionaba a base de hostias y tú te unías al grupo que daba las hostias o formabas parte de la legión de los pobres desemparados y comedores de hostias. Y no había punto medio y eso de que un día recibías y en otro dabas. Bueno había diversos matices, había quién luchaba en las calles y para no recibir más y en casa y en el cole, tenía que agachar las orejas y recibir las hostias pertinentes. Y ese era mi caso, pues en la puta calle aprendí a defenderme de los abusones y demás crápulas sueltos y en casa y en el cole, era un puto saco sin fondo de comer hostias a todas horas. Pero eso sí, en la calle aprendí y aprendí mucho. Primero aprendía recibir hostias. Segundo, aprendí a rebelarme y a comerle los huevos al contrario. Tercero, aprendí a no desfallecer en la lucha y lo que tenía una pinta muy mala, de repente y porque habías tocado un punto muy doloroso del contrario, se convertía en una gloriosa victoria,

Sí, en la calle aprendí a luchar por la vida o en éste caso, por la supervivencia. Y mira que recibí sacos de hostias, pero tengo que reconocer que gracias a ellas, aprendí que los gigantes también tienen su punto débil y mira que casualidad, suele estar en la entrepierna, pero también estaban en los ojos, en la boca, en las orejas y hasta en los pezones. Y es que todo valía en la guerra sucia y sino valía, tú lo hacías valer y punto y pelota. Ahora una cosa, "La letra con sangre NO entra" y en tal caso, entra más violencia.

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JULIO CORTÁZAR