MOTIVOS SUBJETIVOS

Son las 12 de la mañana y en ésta mañana salvo escribir, no tengo muchos más quehaceres. Bueno, sí tengo otro, la carrera mundial de las motos y yo flipo con esto, pues personalmente no me gusta montarme en moto y porque es como tener demasiada potencia entre tus piernas y a mi ya me llega con tener que controlar la potencia de lo que me cuelga entre las dos piernas, pues a veces pasa que ese colgajo se convierte en cabeza y entonces, yo me siento su esclavo. Pero hablábamos de las motos y de su potencia, por tanto y en conclusión, a mi lo que me pasa es que les tengo MIEDO a las motos y punto final y definitivo. Pero aún así me gustan las carreras de motos, pues no dejo de alucinar con unos señores que se ponen a adelantar en las curvas y a velocidades estratosféricas.

En cambio las carreras de coches, no me gustan. Me aburren hasta la médula y porque casi no hay adelantamientos y además, todo está basado en la potencia del motor y en la estrategia de las carreras. En las motos también actúan estas variables, pero pienso que tiene más peso el piloto o sea, que tiene más protagonismo. De todas formas no hay que darle tantas vueltas o lo que te guste o disguste, porque al final, los motivos que te llevan a que te guste o disguste una cosa, no son nada objetivos. Por ejemplo, a mi me gusta el fútbol porque de pequeñito me llevaba mi tío a ver los partidos del Celta y el olor a esa mezcla de puro y de hierba recién cortada, se quedó grabado en mi pituitaria.

No hay que buscar más motivos. O me entusiasma el baloncesto, porque era un verdadero manta jugando al fútbol y ese fue el primer motivo, después ya me gustó por otros motivos, y el principal era que..., que realmente es un deporte precioso, un deporte lleno de velocidad y de tener muchos reflejos. O el frontón, pues mira que el frontón me cubrió tardes de horroroso tedio y hasta que le pillé el truco, tardé bastante tiempo y de ahí y de sus derivadas que suenan a pelota, sudor y raqueta, me gustó el tenis, el pingpong y el padel. Hay motivos y motivos, pero no siempre son objetivos.

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JULIO CORTÁZAR