LA VIDA ES CLARA Y CONTUNDENTE

Poco a poco la vida se va complicando y de alguna forma te hace pagar tu tiempo pasado de paz. La vida es vengativa y no perdona y no te olvida para lo bueno y para lo malo, pero tú tampoco olvidas su maldita cara. Es una lucha y es una lucha titánica y naces luchando y te mueres luchando y la gran diferencia es esa, que tú te acabas muriendo, pero la vida sigue y seguirá viviendo y por eso la vida se lo puede tomar con calma y con mucha calma. Que la vida se complique no es ningún descubrimiento, pues incluso en tiempos de paz la vida te recuerda que estás dentro de un estado transitorio. Lo que siempre dije, después de la tormenta viene la paz y después de la paz viene la tormenta y ese ciclo se hace infinito. El problema está en querer prolongar un estado determinado, que suele ser un estado placentero y porque en ese tiempo se van acumulando las contradicciones y los malos rollos.

La vida es clara y tú debes ser igualmente claro. La vida es contundente y sus golpes son enormes y es ahí, donde hay que demostrar de que material estás hecho. Que uno sufra está dentro del contrato, como que uno llore, grite o se desespere, pues el concepto de lucha reconoce los pasos atrás, pero no reconoce las rendiciones o las humillaciones. Y mira que me he rendido veces y veces y pasa que esa rendición siempre tuvo grandes costes: mucho tiempo perdido, muchos malos rollos, demasiados insomnios y demasiadas comeduras de coco y de hecho me pasó y por dos veces, que al final acabé tirado en un loquero. Y os juro que no merece la pena y no solo por las sobredosis de medicaciones, sino y sobre todo, por tu orgullo como persona.

Hay que reconocer que no es un plato de buen gusto verte totalmente desarmado y en manos de unos capullos con bata blanca. Qué fácil es dar consejos y sermones a personas sin personalidad o mejor dicho, con su personalidad destruida, a personas deshechas por la vida o a esa escoria social, que ellos mismos llaman. Claro que a ti no te queda otra y por tanto tienes que pasar por ese proceso de recomposición y es que vamos a ver, ¿a quién le puedes explicar que estás completamente jodido?. Pues a muy pocas personas y esas pocas personas enseguida se quedan sin respuestas, por tanto te ves abocado a entrar en un psiquiátrico y para que convenientemente te laven el cerebro. Sí, te dan normas que tu ya conoces de sobra, pero como estás en en un estado tan necesitado las aceptas sin rechistar y es más aceptas todo lo que te digan: las normas, las aptitudes, los comportamientos y hasta la forma de pensar. Desde luego no hay mejor nido para hacer proselitismo, te metes de psiquiatra de un Loquero y entonces sales como un líder de un ejército de descerebrados, salvo que después tú rompas las normas dictadas y mandes a tomar por el culo casi todo lo enseñado.

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JULIO CORTÁZAR