Nadie es mejor que nadie, pero yo soy mejor que otros, yo o tú que estás al otro lado de la pantalla, sí, ese que lee y que piensa que yo no estoy en mis cabales. Pero no señor, estoy cuerdo y más que cuerdo, estoy cuerdo y algo sobrepasado y además, me gusta estar en el punto de mira de los que juzgan nuestras vidas. Sí, en el punto de mira de esos señores que visten de formales y que tienen ademanes medidos y estudiados y es que no se les escapa ni un sólo pelo de su peinado engominado, ni tampoco se escapan de ir perfectamente conjuntados. Son los jueces que pululan en el día a día y los ves en las aceras, en las paradas de buses, en los taxis y sobre todo, en el trabajo. En el trabajo intentan ser perfectos y disimulan como pueden sus oscuros pensamientos.
Claro que el trabajo suponen muchas horas y tarde o temprano se les acaba escapando un pensamiento y que suele coincidir con lo más deleznable de la raza humana y porque en el fondo, son fachas disfrazados de personas. Son de esos tíos que en la intimidad le pegan a la parienta y de paso a los niños y para que salgan enseñados. En público no, en público son pulcros y finos, son medianamente simpáticos y presumen siempre de tener buenos amigos.Y todo esto se resolvería preguntándole a los amigos lo que piensan de él, pero de alguna manera siempre tienen atados a sus queridos amigos y por un favor o por un secreto bien guardado. En fin, que todo lo tienen bien calculado y nada se puede escapar de sus tentáculos.
Y tanta contención tiene su precio, tanto fingir, tanto calcular, tanto sopesar, tanto disimular y tanta mentira, acaba pasando factura y por eso en algún momento estallan, pero estallan de manera desaforada y sin control y porque su verdadera vena es esa, es ser dictadores, es ser envidiosos, es ser mezquinos, es ser machitos, es ser en fin, fachas y machotes. Yo prefiero a los que van de cara y no ocultan para nada que les gusta ir de caza mayor o menor o que los fines de semana se van de putas o que su mujer tiene que hacer la comida y las cosas de la casa y lo cual no signifique que simpatice con ellos, porque está más que claro, que no, pero si me gusta su sinceridad apabullante y lo consecuente que se consideran. Los otros no, los otros intentan venderte el producto, intentan decirte que son buenas personas y trabajadores como nadie y que en realidad son unos trepas y arribistas. Y unos dan la cara y porque es su verdadera cara y los otros te ponen la cara buena y ocultan la mala.
Claro que el trabajo suponen muchas horas y tarde o temprano se les acaba escapando un pensamiento y que suele coincidir con lo más deleznable de la raza humana y porque en el fondo, son fachas disfrazados de personas. Son de esos tíos que en la intimidad le pegan a la parienta y de paso a los niños y para que salgan enseñados. En público no, en público son pulcros y finos, son medianamente simpáticos y presumen siempre de tener buenos amigos.Y todo esto se resolvería preguntándole a los amigos lo que piensan de él, pero de alguna manera siempre tienen atados a sus queridos amigos y por un favor o por un secreto bien guardado. En fin, que todo lo tienen bien calculado y nada se puede escapar de sus tentáculos.
Y tanta contención tiene su precio, tanto fingir, tanto calcular, tanto sopesar, tanto disimular y tanta mentira, acaba pasando factura y por eso en algún momento estallan, pero estallan de manera desaforada y sin control y porque su verdadera vena es esa, es ser dictadores, es ser envidiosos, es ser mezquinos, es ser machitos, es ser en fin, fachas y machotes. Yo prefiero a los que van de cara y no ocultan para nada que les gusta ir de caza mayor o menor o que los fines de semana se van de putas o que su mujer tiene que hacer la comida y las cosas de la casa y lo cual no signifique que simpatice con ellos, porque está más que claro, que no, pero si me gusta su sinceridad apabullante y lo consecuente que se consideran. Los otros no, los otros intentan venderte el producto, intentan decirte que son buenas personas y trabajadores como nadie y que en realidad son unos trepas y arribistas. Y unos dan la cara y porque es su verdadera cara y los otros te ponen la cara buena y ocultan la mala.
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