TIEMPOS DE CONFUSIONES

Lo que no puede ser es que nos vendan gato por liebre y ayer dije eso, pero hoy digo otra cosa y me quedo tan tranquilo. La política cansa y cansa mucho, pero más cansa toda su estridente payasada: sus pactos o no pactos, sus acuerdos bajo la mesa, sus desacuerdos cara a la galería, en fin, sus posturitas de que lo estamos haciendo lo mejor posible y sino lo hacemos mejor, es por culpa del otro. Y eso, que venían aires nuevos y renovados o eso, decían algunos y para venderse mejor, pero el circo es el mismo de siempre: los mismos leones, los mismos cachorros, las mismas palabras, sólo que ahora son cuatro protagonistas y antes, eran dos. Los nuevos dicen y pregonan que tienen una nueva forma de hacer la política y eso será en su casa, porque por lo que se les ve en el Parlamento no son capaces de demostrar nada nuevo.

Mientras la gente observa estupefacta al baile de siglas y de posibles compincheos. A mi la gente me da igual, hace tiempo que me da igual y solo me importa la gente cercana y que me dice algo, pero yo he votado algo y por lo tanto, exijo a ese Partido o Movimiento que me rinda las cuentas y que me diga que coño está haciendo con mi voto. Yo voté por algo y voté algo en concreto y no voté unas negociaciones oscurantistas y que tendrán como resultado una rebajas bestiales del programa que he votado, pues para eso prefiero que las elecciones se repitan y así, afinaré más mi voto. Si es que lo veo venir y al final todo lo prometido va a quedar metido en la introducción o sea, donde quedan plasmados los deseos que algún día se cumplirán.

Hay un arte que se llama, el arte de saber vaciar las cosas de contenido y se completa con vender solo su envoltorio, por tanto quedan las formas y se diluyen las ideas y al final, no sabes si votaste a la izquierda patatera o a la verdadera. Porque mi problema es de izquierdas y solo de izquierdas, pues la derecha solo la tengo para limpiarme el culo y escribir forzado, pues soy zurdo de nacimiento, pero que a base de hostias me cortaron la meada y ahora soy un puto patoso con ambas manos, pues lo mismo le pasa a ellos, que de tanto jugar a ser una cosa o la otra, se convierten en entes confusos y en la confusión ¿quién siempre gana?, pues el que está instalado cómodamente en su silloncito parlamentario.

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JULIO CORTÁZAR