DÍAS INOLVIDABLES

Y sin quitarme las legañas, ya estoy escribiendo y calentando motores y porque hoy necesito entrar pronto en calor y porque me lo pide la vida y me lo exige el cuerpo. No sé, a éstas horas no luce el sol porque está nublado y el viento está soliviantado y extiende su mano fría por todos los rincones, pero tampoco es fría fría, es delicadamente fría. El día, la noche y por el medio un desayuno, una comida, un millón de besos y una cena a la luz de las velas y con los ardientes y envolventes olores de una dama de noche y para mi, eso si que sería un día completo y para apuntar en la agenda de los días inolvidables. Claro que esa agenda se está haciendo muy larga y eso es bueno para el cuerpo y para la mente, pero sobre todo es bueno para el alma.

Y menos mal que yo he tenido una buena cantidad de días inolvidables, días de locura sin contemplaciones, días de gala y de ponerse el smoking, días y noches de luna llena y de bañarse en pelotas. Creo que mis días y noches más inolvidables están marcados por la naturaleza, porque casi todos y digo, casi todos, fueron de camping o de noche loca de copas y como remate final, dar con mis huesos en una hermosa playa Atlántica  y es curioso porque no recuerdo la noche de copas, pero si la playa y como estaba el mar y la Luna y las estrellas y como sonaban las benditas chispas de la hoguera.

Es que de aquellas había que salir de copas y entre copas y más copas y bailes y versos (digamos que más mentales que otra cosa), la noche transcurría con esa cadencia que marca el alcohol y la música y besos alcohólicos y labios pegajosos y risas y drogas y más besos de corcho y caricias anestesiadas.Me acuerdo especialmente de una noche, de una noche en que después de salir de copas y hasta la bandera, nos fuimos a Cabo Home, cabo sito en mi querida ría de Vigo y que como guinda del pastel tenía y tiene un hermoso Faro y desde allí vimos pasar barcos y más barcos veleros y porque era la regata Cutty Sark y todos eran bellos barcos de madera noble y casi me muero, ante tal despliegue de velas... y cuando pasaron los barcos, tranquilamente nos dormimos acariciados por el sol primaveral...

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JULIO CORTÁZAR