Pues resulta que ahora me gusta madrugar y como no es pecado, me gusta más. Bueno, en realidad me gustaría más si fuera pecado y pecado mortal de necesidad y porque me gusta pecar y mucho. Y eso que yo no me siento un resentido de querer quemar Iglesias, aun que hay a algunos curitas pederastas que simplemente los empalaba y hasta que la almorrana le saliera por su puta boca. Pero sí, me gusta pecar y cuanto más mejor y porque yo vengo de la religión católica y como me la metieron a la fuerza por todos los agujeros naturales y antinaturales, ahora pasa que tengo necesidad de venganza y eso es primario y lo llevo escrito en los genes.
Ya veriáis que rebaño más bonito haría yo con los curitas y todos en fila india y conservando la distancia, no vaya a ser que se engancharan el uno con el otro y después me vería obligado a tener que coger un palo y darles justo en el medio y hasta que al de atrás se le reventara la polla o le cayera a trocitos, más o menos lo que hacían en mi barrio con dos perros o burros enganchados y ahí y entonces, si que se les quitaría de una vez las ganas de dar por el culo a los niños impúberes. Es que la letra con sangre entra y si no entra con sangre, entra con trozos de carne o con palos.
Y perdonar éste lapsus agresivo, pero a veces se me va la pinza y me entran ganas de comer a algunos y si llevan sotana y se me ponen a hablar de Dios y de su existencia y de los rebaños, que somos nosotros y de los niños, que según ellos son para reventarles el culo, me pongo carioco, frenético y desquiciado y oigo al Papa diciendo cosas que suenan a bondad terrenal y el tío como si nada y como si éste tema tan escabroso no fuera con él y con su Santa Madre Iglesia. Pues nada, ¡que ya me he desahogado!.
Ya veriáis que rebaño más bonito haría yo con los curitas y todos en fila india y conservando la distancia, no vaya a ser que se engancharan el uno con el otro y después me vería obligado a tener que coger un palo y darles justo en el medio y hasta que al de atrás se le reventara la polla o le cayera a trocitos, más o menos lo que hacían en mi barrio con dos perros o burros enganchados y ahí y entonces, si que se les quitaría de una vez las ganas de dar por el culo a los niños impúberes. Es que la letra con sangre entra y si no entra con sangre, entra con trozos de carne o con palos.
Y perdonar éste lapsus agresivo, pero a veces se me va la pinza y me entran ganas de comer a algunos y si llevan sotana y se me ponen a hablar de Dios y de su existencia y de los rebaños, que somos nosotros y de los niños, que según ellos son para reventarles el culo, me pongo carioco, frenético y desquiciado y oigo al Papa diciendo cosas que suenan a bondad terrenal y el tío como si nada y como si éste tema tan escabroso no fuera con él y con su Santa Madre Iglesia. Pues nada, ¡que ya me he desahogado!.
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