Y si hoy...y si hoy cogiera mis cuatro bártulos y me liará la manta a la cabeza, quizá dejaría de pensar en tonterías, en mis tonterías, en mis preciosas tonterías y porque me gusta rodearme de tonterías...Pero bueno, de vez en cuando hay que ponerse serio y para que los demás se enteren y de una puta vez, y que se enteren en definitiva, de que no eres un payaso que se ha escapado de un circo de esos que antes proliferaban por doquier. Bueno y ya expliqué una vez o varias, que los putos circos siempre me deprimieron y ni los Leones, ni los Tigres de Bengala, ni los Payasos, ni los Trapecistas me hicieron la mínima gracia. Y eso que mi difunto Padre aplicó conmigo la terapia conductista y venga a asistir a cada circo que caía en Vigo y venga sobredosis de penosos espectáculos.
Los Circos siempre me entristecieron y porque los pobres animales "feroces" estaban todos despeluchados y muertos de hambre y porque los trajes de los Trapecistas estaban cosidos a grandes parches y porque el Payaso de turno, me resultaba patético. Bueno, eso visto desde mi asiento y porque si me levantaba y me iba a dar una vuelta alrededor del circo, me caía el alma al suelo. Y esa visión de caravanas cochambrosas y esa ropa colgada que parecían trapos de limpiar el puto suelo y esos niños que jugaban llenos de barro y muertos de frío y todas esas imágenes, nunca se olvidan.
Y bueno y aún así, una vez tuve las santas narices de llevar al circo a mis hijos cuando eran unos enanos desdentados y esperando que aquella visión que tenía del circo ya estaría borrada de mi cerebro. Pero que va, fue como un vómito retenido, fue un deja vu bestial, fue como si nunca hubiera salido de aquél puto circo y los fieros Leones seguían igual o más de despelechudos y el pobre Tigre, era el mismo gatito pero más viejo y el Domador de Fieras feroces seguía con el pantalón lleno de pegotes y el Payaso era el mismo Payaso de siempre, pero mejor pintado... y pena y angustia y más pena y más angustia y hasta que me tuve que salir del decorado. Y ese fue mi último intento por ver un Circo.
Los Circos siempre me entristecieron y porque los pobres animales "feroces" estaban todos despeluchados y muertos de hambre y porque los trajes de los Trapecistas estaban cosidos a grandes parches y porque el Payaso de turno, me resultaba patético. Bueno, eso visto desde mi asiento y porque si me levantaba y me iba a dar una vuelta alrededor del circo, me caía el alma al suelo. Y esa visión de caravanas cochambrosas y esa ropa colgada que parecían trapos de limpiar el puto suelo y esos niños que jugaban llenos de barro y muertos de frío y todas esas imágenes, nunca se olvidan.
Y bueno y aún así, una vez tuve las santas narices de llevar al circo a mis hijos cuando eran unos enanos desdentados y esperando que aquella visión que tenía del circo ya estaría borrada de mi cerebro. Pero que va, fue como un vómito retenido, fue un deja vu bestial, fue como si nunca hubiera salido de aquél puto circo y los fieros Leones seguían igual o más de despelechudos y el pobre Tigre, era el mismo gatito pero más viejo y el Domador de Fieras feroces seguía con el pantalón lleno de pegotes y el Payaso era el mismo Payaso de siempre, pero mejor pintado... y pena y angustia y más pena y más angustia y hasta que me tuve que salir del decorado. Y ese fue mi último intento por ver un Circo.
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