A mi no me leáis desde la tristeza y porque no soy un buen compañero de tristezas y seguro que al final y al principio, os pongo más tristes de lo que estábais, bueno aquí tengo que matizar algo: ante la dulce y melancólica tristeza si se me puede leer o por lo menos se me puede leer unas cuantas cosas, pero desde la tristeza llorona y porque sí y porque yo nací llorando, os aconsejo que mejor que no. Yo tengo mis días tristes y melancólicos, pero son días y son a saltos y a momentos y a segundos y a minutos y a veces lo son sin el factor tiempo y sin el factor espacio, simplemente lo son, pero no sé su duración y lo único que me queda es la intensidad del momento.
Pero a mi no me hagáis demasiado caso en éste tema y porque como estuve bastante tiempo sumergido en la más profunda tristeza, pues pasa que ahora, estoy rebotado, pero eso sí, antes de rebotarme contra muros y paredes, pongo mis antenas en marcha y busco los motivos de esa tristeza y si hay motivos suficientes o a esa persona la adoro y porque me gusta y me apetece su textura, no pasa nada y ofrezco mi hombro de valiente caballero. Ahora si esa tristeza es gratuita y porque a esa persona le gusta llamar la atención de los demás con sus putas lágrimas de cocodrilo, pues lo siento y como se decía en mi pueblo: "vete a llorar a Cangas".
Y me explico y esto es un apunte histórico. Cangas es un pueblo sito en la ría de Vigo y está justo enfrente de la ciudad de Vigo y en esas épocas de años 20 o 30 del siglo anterior, había que alimentarse de lo que se podía (bueno, más o menos como ahora) y como en Galicia se llora mucho...bueno, se llora mucho en los velatorios y en todas esas gaitas que rodean la muerte, pues pasó que una pandi de señoras de Cangas, se dieron cuenta que se podían "alquilar" para ir a llorar a los funerales y de ahí viene el nombre de las lloronas de Cangas y después vino el dicho: "el de vete a llorar a Cangas". Vamos que había alguna gente que pagaba a unas cuantas señoras para que fueran a llorar al entierro de su pariente o parienta y por eso de crear el ambiente adecuado.
Pero a mi no me hagáis demasiado caso en éste tema y porque como estuve bastante tiempo sumergido en la más profunda tristeza, pues pasa que ahora, estoy rebotado, pero eso sí, antes de rebotarme contra muros y paredes, pongo mis antenas en marcha y busco los motivos de esa tristeza y si hay motivos suficientes o a esa persona la adoro y porque me gusta y me apetece su textura, no pasa nada y ofrezco mi hombro de valiente caballero. Ahora si esa tristeza es gratuita y porque a esa persona le gusta llamar la atención de los demás con sus putas lágrimas de cocodrilo, pues lo siento y como se decía en mi pueblo: "vete a llorar a Cangas".
Y me explico y esto es un apunte histórico. Cangas es un pueblo sito en la ría de Vigo y está justo enfrente de la ciudad de Vigo y en esas épocas de años 20 o 30 del siglo anterior, había que alimentarse de lo que se podía (bueno, más o menos como ahora) y como en Galicia se llora mucho...bueno, se llora mucho en los velatorios y en todas esas gaitas que rodean la muerte, pues pasó que una pandi de señoras de Cangas, se dieron cuenta que se podían "alquilar" para ir a llorar a los funerales y de ahí viene el nombre de las lloronas de Cangas y después vino el dicho: "el de vete a llorar a Cangas". Vamos que había alguna gente que pagaba a unas cuantas señoras para que fueran a llorar al entierro de su pariente o parienta y por eso de crear el ambiente adecuado.
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