Pues mira que hoy lucí cabreo y todo y todo me molestaba. Que si el desayuno fue demasiado largo y venga a hablar y hablar y como eran temas muy interesantes y las personas presentes también lo eran, tuve que entrar en modo silencio y porque por dentro solo pensaba: tío tendrías que estar escribiendo y bueno aguanté todo el temporal de palabras y de pensamientos. Y no es que el tema no me interesara, es que yo no estaba y por eso me sentía inquieto, porque quería estar en otro sitio, pero al mismo tiempo quería seguir el hilo de las conversaciones. Y después del desayuno, empezaron los recados, algunos estúpidos y otros, no tanto, pero que igualmente había que hacerlos.
Y como tuve que conducir me dije: "ésta es la mía" y empecé a cabrearme más y más con todos los conductores. Hasta pensé que en las carreteras debían poner un carril para los Torpes y no para los lentos, pues hoy y creo que lo veían en mi cara de cabreo, se dijeron vamos a darle caña y a salir todos los torpes al mismo tiempo. Y al sacar el carnet de coche, debían hacer un test de inteligencia y éste que es medio lerdo..., lo pondremos en el grupo de los Torpes y con una gran T en la parte trasera del coche. Y carril de Torpes y también de esos cochecitos de juguete o de hojalata, en los que siempre va conduciendo una tía gorda y rebosante o un viejo podrido que ya está picando billete.
Pero bueno, de los cabreos me quedo con muy poco, me quedo con algunos momentos y en los cuales traspasé la frontera de mi propio cabreo y eso conlleva, que me entra la risa y una vez que se produce la risa, es toda una indicación de que empieza su descenso. Porque al final te preguntas: "de que vale cabrearme tanto y para después tener que volver al principio del día". Y acepto que te desahogas, que echas la bilis y la rabia y el resentimiento, pero hasta ahí y justo hasta ahí debe llegar la cosa y porque sino o eso me pasa a mi, me traslado al lado violento y tampoco es cuestión de cargarse a un viejo decrépito y por ser un puto Torpe de mierda.
Y como tuve que conducir me dije: "ésta es la mía" y empecé a cabrearme más y más con todos los conductores. Hasta pensé que en las carreteras debían poner un carril para los Torpes y no para los lentos, pues hoy y creo que lo veían en mi cara de cabreo, se dijeron vamos a darle caña y a salir todos los torpes al mismo tiempo. Y al sacar el carnet de coche, debían hacer un test de inteligencia y éste que es medio lerdo..., lo pondremos en el grupo de los Torpes y con una gran T en la parte trasera del coche. Y carril de Torpes y también de esos cochecitos de juguete o de hojalata, en los que siempre va conduciendo una tía gorda y rebosante o un viejo podrido que ya está picando billete.
Pero bueno, de los cabreos me quedo con muy poco, me quedo con algunos momentos y en los cuales traspasé la frontera de mi propio cabreo y eso conlleva, que me entra la risa y una vez que se produce la risa, es toda una indicación de que empieza su descenso. Porque al final te preguntas: "de que vale cabrearme tanto y para después tener que volver al principio del día". Y acepto que te desahogas, que echas la bilis y la rabia y el resentimiento, pero hasta ahí y justo hasta ahí debe llegar la cosa y porque sino o eso me pasa a mi, me traslado al lado violento y tampoco es cuestión de cargarse a un viejo decrépito y por ser un puto Torpe de mierda.
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