Y acabo de llegar de mi cala preferida, la Cala de San Esteve y que está a tan solo dos kilómetros de éste pueblo en donde vivo o en donde parezco que vivo y lo digo porque a veces pienso que vivo más fuera del mundo, pero bueno, de vez en cuando desciendo al mundo y cuando la hago, en primer lugar me gusta visitar mi cala y hoy había mar de fondo del sur y creo que también lo había dentro de mi o sea, estaba sobrecargado de pensamientos y sensaciones. Y tampoco tomé grandes decisiones y porque mis grandes decisiones ya estaban tomadas y entonces solo me faltaba decidirme en las pequeñitas, en las día a día o en las de andar por casa.
Yo en ésta cala preciosa tuve mis muy buenos momentos y aún recuerdo que cuando me soltaron del Loquero, fue el primer lugar al que visité y reencontrarme con mi entorno. Pues me acuerdo muy bien de aquél día y porque lucía el sol espectacularmente y porque todo estaba de inundado de paz y de paz infinita y yo mirando al mar, al mar Mediterráneo y preguntándome: "si no tenía miedo". Sino tenía miedo a volver a la normalidad del día a día y si me sentía preparado para mantener conversaciones sobre temas ya olvidados.
O sea, yo venía de estar un mes encerrado entre las rejas psiquiátricas y allí el tema del día, era hablar sobre las locuras y ¿que tomas? y ¿como te sienta? y ¿te sientes seguro? y ¿ya te pusieron el sello de lo que padeces? y porque no es lo mismo ser un alcohólico, que un depresivo o las dos cosas a la vez o ser un bipolar desquiciado, pero aún así todo y a pesar de las diferencias, todo acababa con la misma pregunta: ¿y cuando te van a soltar?. Y esa pregunta se hacía con sumo cuidado, pues algunos solo suspirábamos por salir del encierro, pero otros, estaban tan destrozados por dentro, que no soportaban tener el pensamiento de querer salir de allí...y a pesar de eso y de sus dificultades, todos nos entendíamos y porque nos unía ese hilo invisible, que es la locura. Y volver al trabajo y volver a hablar del tiempo y que buen día hace y mañana, creo que lloverá y mira: ¿a que precio está el pescado? y ha subido el precio del pan y venga a hacer cosas y más cosas y en fin..., volver a meterte en la nebulosa que es la vida normalizada.
Yo en ésta cala preciosa tuve mis muy buenos momentos y aún recuerdo que cuando me soltaron del Loquero, fue el primer lugar al que visité y reencontrarme con mi entorno. Pues me acuerdo muy bien de aquél día y porque lucía el sol espectacularmente y porque todo estaba de inundado de paz y de paz infinita y yo mirando al mar, al mar Mediterráneo y preguntándome: "si no tenía miedo". Sino tenía miedo a volver a la normalidad del día a día y si me sentía preparado para mantener conversaciones sobre temas ya olvidados.
O sea, yo venía de estar un mes encerrado entre las rejas psiquiátricas y allí el tema del día, era hablar sobre las locuras y ¿que tomas? y ¿como te sienta? y ¿te sientes seguro? y ¿ya te pusieron el sello de lo que padeces? y porque no es lo mismo ser un alcohólico, que un depresivo o las dos cosas a la vez o ser un bipolar desquiciado, pero aún así todo y a pesar de las diferencias, todo acababa con la misma pregunta: ¿y cuando te van a soltar?. Y esa pregunta se hacía con sumo cuidado, pues algunos solo suspirábamos por salir del encierro, pero otros, estaban tan destrozados por dentro, que no soportaban tener el pensamiento de querer salir de allí...y a pesar de eso y de sus dificultades, todos nos entendíamos y porque nos unía ese hilo invisible, que es la locura. Y volver al trabajo y volver a hablar del tiempo y que buen día hace y mañana, creo que lloverá y mira: ¿a que precio está el pescado? y ha subido el precio del pan y venga a hacer cosas y más cosas y en fin..., volver a meterte en la nebulosa que es la vida normalizada.
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