ATEOS Y DESCAMPADOS

Ayer fue Sábado y por tanto hoy es Domingo y ¿como lo sé?, porque ayer estaba de guardia localizada de avión, pero por otra cosa, porque en el fondo a mi da igual un Lunes que un Martes, un Jueves que un Domingo  y un Domingo para mi es cualquier día después de una guardia. Por tanto como puede ser cualquier día de la semana estoy exento de tener que ir a misa, digamos que me quedo con el lado bueno del asunto, con las 24 horas de descanso y comuniones, ni hostias benditas. O sea que vivo en el puto pecado, pero la verdad es que me encuentro muy gusto siendo un pecador y como ya lo tengo asumido concluyo, que vivo como dios.

Como un dios terrenal y un dios terrenal tiene algo de divino pero sobre todo recopila pecados o acaso nosotros por ser humanos ¿no somos pecado?. Y somos pecado porque tenemos que pagar nuestros platos rotos o mejor dicho, los que rompieron otros y van 21 siglos de castigo y la cosa no cambia, nacimos, vivimos y morimos en pecado. Y entonces ¿para que molestarse?, para que molestarse en ser buenos, bondadosos y comulgar el cuerpo de Cristo Santísimo. Los ateos o no creyentes, de alguna forma deberíamos tener otra forma de comunión, no sé....por ejemplo ¿un roce carnal y pecaminoso? o ¿tocar una teta?.

Sí, necesitamos un acto que nos reivindique y que nos reafirme en nuestros principios y que mejor principio, que un acto carnal y lascivo...Pero no, a nosotros nos tocan las migajas que dejan los cristianos, digamos que nos tocan las misas en los putos polígonos de las ciudades y en un puto descampado lleno de basura y desperdicios. Aunque yo reconozco que tengo debilidad por los descampados y porque cuando era pequeño era donde más disfrutaba. Tirar piedras a todo lo que se meneaba y ya fueran personas, animales u objetos inanimados, porque en un descampado de ciudad ¿qué otra cosa se podía hacer?, sino había prados, sino había árboles, sino había un río, sino había mar y playa, sino había más que piedras y tierra arañada por la maquinaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR