¿Demoledor?, pues sí lo soy y ¿qué pasa?. La vida me enseñó a ser demoledor y yo como buen alumno aprendí de ella. Demoledoras eran las hostias que me metía mi Madre (que ahora están perdonadas), pero ahí aprendí que daba igual lo que hiciera, porque si era por algo malo que había hecho, estaba claro el porqué, pero si hacía algo bien, me las daba porque tenía que hacerlo mejor y porque siempre se puede hacer mejor...cosa que aprendí muy pronto y aprendí que daba igual lo que hiciera porque la hostia estaba asegurada, pues resulta que yo tenía todos los boletos. Y demoledoras sí que eran aquellas hostias u hostiones. Y es que pronto aprendí que si tienes ganas de beber alcohol, da igual el motivo, el momento, la situación y porque en el fondo, eres un alcohólico, pues lo mismo pasa con el pegar.
Demoledoras fueron las grandes hostias que me metió la Policía en épocas franquistas y por ser un revolucionario de poca monta, pero a ellos les daba igual que fuera un gran o pequeño revolucionario, porque el fondo de la cuestión está, en dar y saborear las hostias y eso debe ser un placer inhumano y en cambio en mis épocas la pasma se cebaba. Demoledora fue la brecha que los fachas abrieron en mi cráneo y como si fuera una puta sandía...sí, fue con una barra de hierro y sonó a ¡clock! y ya se acabó ésta historia...pero mi cráneo es duro pero también es flexible y absorvió sin más ese duro golpe, bueno, después de 14 puntos de sutura en mi cuero cabelludo.
Pero ya veis, yo sigo vivito y coleando y eso que hubo muchas más cosas demoledoras en mi vida, me dejaron mi primera y segunda novia, pero eso sí, no me dejaron ni la tercera, cuarta y quinta...porque había aprendido a adelantarme a los acontecimientos y cuando olía el bacalao...yo ya estaba al otro lado. Y algunos temas de mi trabajo también fueron demoledores, pero bueno, supongo que de eso sabemos todos un poco, de maltratos, de explotaciones, de trabajar a destajo, de que te calles porque te echo...en fin, que en la vida hay muchas cosas que son demoledoras y entonces yo ¿como voy a ser?, pues demoledor con quién se lo merece...
Demoledoras fueron las grandes hostias que me metió la Policía en épocas franquistas y por ser un revolucionario de poca monta, pero a ellos les daba igual que fuera un gran o pequeño revolucionario, porque el fondo de la cuestión está, en dar y saborear las hostias y eso debe ser un placer inhumano y en cambio en mis épocas la pasma se cebaba. Demoledora fue la brecha que los fachas abrieron en mi cráneo y como si fuera una puta sandía...sí, fue con una barra de hierro y sonó a ¡clock! y ya se acabó ésta historia...pero mi cráneo es duro pero también es flexible y absorvió sin más ese duro golpe, bueno, después de 14 puntos de sutura en mi cuero cabelludo.
Pero ya veis, yo sigo vivito y coleando y eso que hubo muchas más cosas demoledoras en mi vida, me dejaron mi primera y segunda novia, pero eso sí, no me dejaron ni la tercera, cuarta y quinta...porque había aprendido a adelantarme a los acontecimientos y cuando olía el bacalao...yo ya estaba al otro lado. Y algunos temas de mi trabajo también fueron demoledores, pero bueno, supongo que de eso sabemos todos un poco, de maltratos, de explotaciones, de trabajar a destajo, de que te calles porque te echo...en fin, que en la vida hay muchas cosas que son demoledoras y entonces yo ¿como voy a ser?, pues demoledor con quién se lo merece...
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