POLÍTICA DE PUERTAS ABIERTAS

Ahora me reclaman, tocan en mi puerta, aporrean la madera, me llaman a gritos y se desgarran sus vestiduras y como explicarles que yo vivo de puertas abiertas, que el quiera que abra la puerta y que entre, ahora no aseguro como saldrá de mi casa, si vestido, si desnudo o sin nada, porque yo dejo que la gente entre, pero claro, según lo que diga y quiera, le compraré un billete con un destino muy distinto y algunos, será un viaje sin posible retorno por mi casa. El peligro que tiene todo esto, es que algunos entran en mi casa como si fuera la suya y dando órdenes y estableciendo su orden y no señor, así no va la cosa, pues en mi casa impera un orden con desorden, impera su propio orden o el que yo he establecido y eso y lo siento mucho, eso va a misa.

Es que hay algunos que ven que pueden entrar y salir libremente y eso les despista, pero lo que suele ocurrir con ellos, es que se pasan de confianza y porque en el fondo piensan que éste tío es tonto y solo por el concepto de que ellos nunca harían lo que yo hago. Pues joder, ellos se lo pierden, se pierden el saber lo que es vivir sin estar preocupados de los ladrones y de las empresas de seguridad y de las alarmas por todos los lados. Es que ya digo, que son dos conceptos muy distintos y supongo que ellos están esperando a que un día me den un buen palo y para decirme: tío yo ya te lo había advertido y así, se consuelan más con su concepto.

Bueno, pues ni por esas y porque si me meten un palo no sé lo que se llevarían, una mierda de tele, un aparato de música muy anticuado, ¿las joyas? y ¿donde están las joyas?, ¿pasta?, tampoco hay pasta y es que en realidad hay muy poco que se pueda mangar...porque a mi no creo que nadie me quiera llevar...¿las plantas?...bueno y quizá lo único que realmente me jodería sería que se llevaran mi ordenador, porque es mi tercer brazo y es mi herramienta preferida.

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JULIO CORTÁZAR