¡Coño!, hoy es Sábado y debía estar feliz por ser Sábado. Sabéis los Sábados fueron muy importantes en mi vida, en mi otra vida, vamos, a la que antecede a la de ahora, cuando era otro o cuando yo pensaba que era otro, porque en el fondo me doy cuenta que sigo siendo el mismo y sólo han cambiado las formas, Pero coño y coño, ¡han cambiado un huevo!. Y eran importantes los Sábados cuando los Sábados estaban integrados en el fin de semana o sea, que curraba durante la semana y descansaba o hacía el gilipollas los fines de semana. Cuando así tenía dividida mi puta vida o sea, entre curre y diversión. Ahora no, ahora me da igual currar que freír patatas y además el divertirse no significa lo de antes: no sé, ahora me divierto escribiendo o dando un paseo o cantando bajo la lluvia y en ese aspecto he cambiado tanto que a veces no me reconozco y hasta creo que me confundo de tío y que soy otro.
No sé, uno cambia por las circunstancias que le rodean y porque éstas mandan y ordenan. Muchas veces pensamos que cambiamos por nosotros mismos y bueno, algo hacemos pero desde luego, no hacemos tanto. Claro que el que cambia, le resulta muy fácil otorgarse todo el mérito, pues no hay testigos, no hay pruebas de nada, sólo vale su palabra y sus juramentos. Digamos, que en su exposición del cambio, se ahorra dar muchos datos, por ejemplo: que ha cambiado de trabajo, que tiene otro horario, que tiene nueva novia y que se ha enamorado...y todo el mérito se lo otorga el menda lerenda y para tener contento a su puto YO de mierda.
Lo que realmente quiero decir es que si luchas conseguirás algo y que si luchas más conseguirás mucho más pero no tanto. No todo depende de nosotros, aunque una buena parte sí, pero hay otra parte que está marcada por nuestras circunstancias y en las que no participamos ni un huevo o participamos muy poco. Algunos le llaman destino y hablan de una suma casualidades, pero para mi no es el destino el que te marca que cambies de trabajo o de vida o de historia...es otra cosa, es que ese día amaneció lloviendo y a ti, se te cruzaron las cables y por esa simple razón, cambiaste de trabajo o de vida o de historia. ¿Quién sabe lo que hay detrás de nuestras decisiones?
No sé, uno cambia por las circunstancias que le rodean y porque éstas mandan y ordenan. Muchas veces pensamos que cambiamos por nosotros mismos y bueno, algo hacemos pero desde luego, no hacemos tanto. Claro que el que cambia, le resulta muy fácil otorgarse todo el mérito, pues no hay testigos, no hay pruebas de nada, sólo vale su palabra y sus juramentos. Digamos, que en su exposición del cambio, se ahorra dar muchos datos, por ejemplo: que ha cambiado de trabajo, que tiene otro horario, que tiene nueva novia y que se ha enamorado...y todo el mérito se lo otorga el menda lerenda y para tener contento a su puto YO de mierda.
Lo que realmente quiero decir es que si luchas conseguirás algo y que si luchas más conseguirás mucho más pero no tanto. No todo depende de nosotros, aunque una buena parte sí, pero hay otra parte que está marcada por nuestras circunstancias y en las que no participamos ni un huevo o participamos muy poco. Algunos le llaman destino y hablan de una suma casualidades, pero para mi no es el destino el que te marca que cambies de trabajo o de vida o de historia...es otra cosa, es que ese día amaneció lloviendo y a ti, se te cruzaron las cables y por esa simple razón, cambiaste de trabajo o de vida o de historia. ¿Quién sabe lo que hay detrás de nuestras decisiones?
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