Dejemos escapar la arena que se desliza entre mis dedos,
de un puñado pasaremos a contar sus escasos
granos
y de aquella hermosa playa de hace 40 años
queda el mar y sus olas de espuma agradecida
y alguna duna se ha conservado en medio del caos del que construye más,
y del resto ha venido la nada y lo ha succionado con sus labios
y entonces al final,
quedó el vacío de la noche
y cuatro versos que yo recitaba mientras te esperaba...
me acuerdo de aquél que decía,
pasaré mis dedos por el halo de la luna
y mientras tanto solicitaré un deseo...
¡qué tú vengas!... me decía con toda mi inocencia
y yo te esperaba
y yo siempre te esperaba
y cada noche y cada madrugada te esperaba
y cada mañana me decía
hoy es otro día
y miraba al mar
y entonces comprendía
que mientras te esperaba
yo podría seguir contemplando el mar...
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