
En eso estriba la memoria,
en recordar fechas y números,
y caras y gestos y lloros y risas,
y malos y peores momentos
y la luz de aquél precioso día
y tu cara y tu vientre,
y la música que tecleaba en nuestros dientes,
y tus ojos y los míos,
y lo nuestro y lo muerto,
y lo vivo y la dilatación de tus pupilas,
y todo esto... ha fallecido,
fue enterrado en el jardín de mi casa
y ahora sobre su tumba
crece un hermoso árbol
y que más adelante,
seguro que dará frutos,
pero de momento solo crece
y nos cobija bajo su sombra.
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