De mis manos quedan los dedos,
pero no todos.
El pulgar murió poco después de morir lo nuestro,
creo que le dio un infarto fulminante.
El índice sirvió durante un tiempo
como espacio publicitario
en el que nadie jamás colgó nada.
El corazón sigue levantado
en señal de duelo
y en señal de que ya sabes donde te puedes ir.
El meñique sigue siendo pequeño y tímido
y casi no sale.
Y por fin, el anular se ha puesto a mirar para abajo,
prefiere mirar al suelo
que a lo que le puede venir...

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