ahora escucho un violín a lo lejos
y simplemente me derrito
y me hago burbuja.
Me voy ablandando entre tanta ternura
y con la música que la reivindica y la reclama.
Ahora me crecen los dedos por tanto querer tocar
y me encanta escuchar
a los temores tocando tambores.
Ahora soy más del más allá que del más aquí,
ahora traspaso las fronteras que nos han impuesto
y camino de puntillitas,
en silencio y apenas arrastrando los dedos.
Ahora acaricio las flores
y les hablo en susurros
y les canto canciones.

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