DESPERTAR CADA MAÑANA

 


Despertar cada mañana

y acariciar el sol con sus nubes blanquecinas

y medio tímidas que apenas tosen.

Mientras la luz inunda tu cara

y poco a poco

te levanta los párpados

y la razón del sin sentido en el que has vivido.


Entonces

das gracias a la vida

y por tanta belleza que han visto tus pupilas,

pero en realidad...

es una pena

que cuando te sientes en la cima del mundo,

vengan a decirte...

que bajes,

que no subas tanto,

que no hay pista de aterrizaje.


Pero resulta que tú

ya estás al otro lado

y cuando te lo están contando,

estás en la otra orilla

y te de igual,

lo que te digan o lo que te dejan de decir.

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JULIO CORTÁZAR