La drogada familia (Fragmentos) El alveolo solar preside las reuniones la mesa de la larga galería donde el eco torcido resbala sobre el hule de las toscas familias ensambladas italianos vecinos llegados en el mismo barco criollos que no aprenden a hacer plata. Y desde la membrana hirviente desde la percepción enceguecida de los techos: el campo. Pero antes el vestíbulo de tierra la zanja del camino que bordea lo abierto de una exclusa que suelta la presión de chorros infinitos Spegazzini el barrio con obreros e inmigrantes detrás del paredón de la Gilera la despensa en la esquina “de Pamapaluna” y el salón comedor donde almorzamos los platos del Piamonte ¿o Lombardía? Carneaban a los cerdos a las pobres ovejas ahí cerquita en el fondo debajo de unas chapas hirvientes14 el chorro que dispara la aorta seccionada Lorenzo era a mis ojos como un forzudo bueno presente como el ruido que llegaba de la pista de prueba de las motos y cerca de las casas y de las “casas-quinta” que a mano levantaron esos inmigrantes sembradíos y campos terrones triturados como bocas cariadas que a poco un vello íntimo avanzados los días hacía más intenso hasta que de lo alto todo se convertía en aeródromo de pájaros que avizoraban sombras huyendo por el ras de las raíces. (y en los playones verdes cortados cada tanto por el marrón camino corredores de álamos como lenguas de plata como bocas de viento en plena verde nada yo te oía. Planchón negro del agua cielo plomizo el rocío enjoyó los pastizales una rama se estira y prende ese silencio el sol hace temblar cristales acostados. Del pozo de la fronda molduras vegetales las vísceras de un bicho y en esa oscuridad un aleteo de fulgores naranjas que enseguida la luz oscura traga. Todo lo que no veo porque no hago silencio porque el fuego me asusta. Perdón hondo jardín por no atreverme a entrar en tu espesura. Mario Nosotti (San Fernando, Argentina, 1966) |
Mario Nosotti / De "Dos poemas inconclusos"
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