A veces me visto de oscuros deseos
y deseo todo lo prohibido
y lo que no está al alcance de mis dedos.
Al final...
quiero todo
lo que veo y no veo.
Me puede el impulso de la sangre
y el precipicio de lo prohibido
y de lo que yace sin nombre
y además es impronunciable
y porque nunca jamás fue descrito.
Me pueden el ansia,
el hambre y las ganas desatadas,
la atracción que ejerce lo escondido
la curiosidad que mata al gato
y el placer de una nueva conquista
y en otra dimensión.

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