Quedan aquellos paisajes lunáticos
y que algún día quizá fueron habitados,
con la luna colgada del techo de aquél sueño
con la puerta de mi habitación entreabierta,
y por si entrabas a hurtadillas desde cualquier rincón...
y por si acaso
buscabas mi cuerpo entre las sábanas...
pero poco a poco me fui acostumbrando
pero poco a poco me fui acostumbrando
al vacío de tu cuerpo sobre mi cama
y a dormir con los fantasmas de mi maldición.

No hay comentarios:
Publicar un comentario