"Es tan lindo saber que usted existe"
dice Benedetti,
cuando el romanticismo le empalaga.
Y yo digo:
"lo que realmente es más lindo
es saber que usted no existe".
Yo prefiero lo intangible e intocable
prefiero un cuerpo de sol y nubes
un cuello de almendra
unos pechos de cuento
unas manos y dedos de terciopelo
una cintura de avispa
y unas piernas de gacela.

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