A veces

 



A veces

me cuesta tanto masticar los cristales de la ansiedad

que al final,

me entran inmensas ganas de vomitar.


A veces

creo que respiro por los poros de la piel,

y es cuando me doy cuenta...

que mi miedo se puso a sudar.


A veces

me equivoco y me lo reprocho 

sin concederme tregua ni perdón

y entonces y durante un rato... 

me quedo tocado y hundido 

en mi propia desesperación.



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JULIO CORTÁZAR