HAY DÍAS...

 


Hay días que empiezan como la lluvia fina,

que no te moja pero al final empapa tu pelo

y hoy me he despertado con los párpados cerrados y a cal y canto,

no quería abrirlos

tenía miedo que la mañana me decepcionara...

pero cuando abrí la ventana

entro una inmensa bocanada de aire fresco en forma de viento frío y seco,

y me hizo abrir los ojos hasta la nuca.

No quería abrir mis ojos

y al final,

los abrí tanto que casi me convierto en nervio óptico..


Hay días que nacen amorfos y anodinos,

que son insulsos,

que son amorfos y de poca monta,

que no saben ni huelen a nada,

pero pasa una mosca

y de repente ese día se transforma

en un inmenso día de gloria.



Hay días prudentes y soporíferos,

no arriesgas nada,

 apuestas, menos

no te la juegas por nadie,

simplemente esperas a que el día pase,

te sientas y te duermes entre algodones...

hasta que lees algo que te eleva hasta el espacio,

y entonces te pones de pie y del revés,

entonces piensas 

que no hay que dejar pasar el tiempo,

que tú eres el primer ser activo que has conocido

que puedes cambiar el rumbo de las cosas,

que te pones a escribir 

y te pones a pensar...que quizá con un poema 

podría cambiar el destino de alguien o de uno o de otro...

yo que sé...

yo cuando escribo lo hago para mí

no tengo calculado los efectos colaterales de mi escritura,

pero si lo que escribo tiene alguna utilidad para alguien,

pues bienvenido sea,

al fin y al cabo, somos peña

y hacemos piña

pero eso sí

en los tiempos que corren

debemos mantener la distancia reglamentaria

(¡qué ganas tengo de que la pandemia se acabe!)

y cuando todo esto se acabe, diré...

¡que pena de aquellos tiempos de pandemia!.

Somos el espíritu de la contradicción más descarnada,

nos gusta una cosa y la queremos,

y cuando la tenemos y no sé el porqué ni el como

pero ya nos estamos pensando en la siguiente.

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JULIO CORTÁZAR