BALNEARIOS

 El viernes fuí al médico y me aconsejó que me tomara un descanso y yo lo que me diga mi médico, lo cumplo a rajatabla.  Así que durante unos días me voy a tomar unas vacaciones terapéuticas, parecidas a las que se tomaban antiguamente, cuando se iba a los Balnearios. Y hablando de Balnearios, como los echo de menos y es que debían ser declarados una de las maravillas de la tierra y patrimonio mundial. Es otro mundo, es otra historia, es la otra cara del universo, porque sólo poner un pie en uno de ellos (por supuesto, no en todos), el mundo cambia de perspectiva totalmente. El ruido del agua de fuentes y ríos, los bosques espesos y frondosos, la humedad del ambiente y los edificios que los albergan, hacen de los Balnearios un espacio especial.

Yo me acuerdo muy especialmente de un Balneario de Portugal y por dos cosas: una, porque acababa de enamorme como un piojo se enamora de un pelo y el otro, porque era un Balneario de película. El hotel era colonial estilo inglés, techos y puertas altísimas y todo, absolutamente todo de maderas nobles, era creo que el "Hotel Palace de Curía". El Balneario en sí, no era gran cosa, pero tenía ese aire decadente que da el ser antiguo y un poquito descuidado pero que aún así y todo, se mantiene en pie. Otra pasada, era el jardín y el bosque, que lo albergaba, había una variedad de árboles impresionante y plantas indescriptiblemente bellas ¡joder!, por haber, hasta había viñas. Claro que me diréis, que como estaba enamorado, yo veía con otros ojos, pue seguramente tendréis razón, pero mis recuerdos me dicen eso y lo contrario. Ese Balneario existe y está cerca de Coimbra y el sitio se llama Curía, a 10 o 12 km. de Coimbra. (Os adjunto una foto que he encontrado, aunque ahora lo veo como más lavado de cara, pero bueno, sirve para hacerse una idea).                   .

Después ví algunos Balnearios más por fuera y me quedé con las ganas de visitarlos proximamente y han pasado años y aún no pude cumplir mi sueño. Me gustaron, así por fuera, el Balneario de Mondariz (Pontevedra) y el de Caldas de Reis (los dos de mi Galicia natal). Y los dos, por el mismo motivo, por la preciosidad de ríos que los atravesaban, por el bosque que los rodeaba y por todo su entorno e incluído el edificio viejo y un poco enfermo, pero  yo parto y opino, que un balneario para que sea considerado como tal, debe tener ese aire señorial y decadente, sino no sería un Balneario, sería un edificio al lado de un rio.

He estado en otros Balnearios, pero en realidad fueron decepcionantes, pues no cumplían casi ninguno de mis requisitos, uno en la provincia de Cáceres y otro en la Alpujarra granadina, el de Lanjarón, que por cierto menuda mierda de Balneario. Aparte que nos tocó en temporada del Inserso y eso sí que es una tortura china. Sus broncas y peleas contínuas del yo estoy antes y guárdame el sitio y no me los has guardado y no me empujes y no tardéis tanto que me estoy cagando o me estoy meando. Yo entendí de aquellas, que un balneario no está hecho para un mogollón de viejos malcriados, un balneario está hecho para que vayan los viejos y no tan viejos, de uno en uno y respetando a los demás. Aparte que es como todo, hay viejos como jóvenes que les gusta y por tanto lo disfrutan, pero en plan tribu ni jóvenes ni viejos, pues muchos van porque es casi por la cara y no tienen otro sitio donde caerse muertos y por tanto van con los cables cruzados y dispuestos a comerse el mundo y justo antes de morir. 

Bueno a lo que iba, nos sirvió para dejarlo inmediatamente y dedicarnos a conocer la Alpujarra, que ésta sí que mereció la pena. Es más para mí fue un descubrimiento que no esperaba encontrar a los pies de Sierra Nevada. Montañas escabrosas, valles profundos, castaños a montones, arquitectura típica de la zona, muchos jipis reciclados, que por supuesto ahora, vendían cerámica y ahora estaban medio montados. Había una mezcla cultural de cagarte y eso era lo bonito, que allí en esa zona perdida del mundo, se diera esa riqueza cultural (paisanos, jipis reciclados, algún jipi que seguía extraviado, monjes budistas, cabras montesas, vacas lecheras y muchas y demasiadas ovejas descarriadas). Porqué se me olvidaba reseñar el vestigio de cultura oriental, el monasterio budista de la Alpujarra, situado en el pico más alto y en el sitio más apartado, para poder reflexionar mejor sobre la mierda de mundo que tenemos y supongo que para estar más cerca del cielo. Y yo creo, que el cielo estaba más cerca en las  Alpujarras.


 



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JULIO CORTÁZAR