La mezquindad, la pequeña mezquindad de las cosas o la insoportable levedad del ser, del ser y del parecer y porque esto podía ser noticia para el boletín de la playa, pero nunca debió de pasar de ahí. Y por cierto la medusa ¿era española o catalana?, porque puestos a rizar el rizo, yo lo rizo más que ninguno. Hacer causas de las cosas más tontas, tiene su parte de éxito y por eso se extendió como una mancha de aceite por las redes, pero aquí si cabe una reflexión y esa es: también se hacen virales los actos de violencia de género y sin género, las tías en pelotas o los intentos de violaciones y por eso, el resto de los humanos tenemos que dar nuestro beneplácito y nuestro consentimiento.
Señora catalana, usted tiene un hijo al que le picó una Medusa y si el socorrista no le hizo ni puto caso, normalmente lo que se hace, es dirigirse a su superior y además se exige el Libro de reclamaciones. Y señor o chaval socorrista de Guadalajara, usted muestre respecto por las distintas lenguas que hay en España y asunto zanjado y arreglado. Pues no, de todo esto se hizo un mundo, mejor dicho, se hicieron dos mundos con una frontera por el medio...yo supongo que todo esto, es lo que produce ponerse al sol tanto tiempo y sin cremas solares protectoras, vamos, un sobrecalentamiento de los circuitos cerebrales y su consecuencia más inmediata es..., es que ese día se fundieron los plomos de dos personas que estaban cabreadas por otras causas o motivos, por ejemplo, porque la señora tenía extraños sarpullidos por posible alergia al sol o porque al socorrista, lo acababa de dejar la novia. ¿¡Vete tú a saber!?.

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