Yo no pierdo la esperanza
es ella la que me pierde a mí.
Ella se llena o se vacía sola
y funciona a otro nivel
no tiene mandos a distancia
ni mensajes subliminales
ni antenas parabólicas
que la puedan activar o desactivar.
La esperanza va a su aire
va por libre y no se rinde ante nada,
pues es muy simple su fórmula de funcionar,
cuando ella quiere dejará de existir
o simplemente, volverá a tí.
Nadie conoce su secreto
y un día te levantas de la cama
y te sientes inundado de esperanza
y otro día a cada paso que das
te vas desesperanzando un poco más.
Los peores días
son cuando la esperanza te da la espalda
y se te pone de perfil
y como si con ella no fuera la cosa
te dice y como si fueras un objeto inanimado
lo siento, pero me eres indiferente y voy a pasar de tí.
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