Yo no me dedico a esperar,
o a dejar que pase el tiempo sin más,
ni me obsesiono ni me dejo llevar
yo me acojo a a novena enmienda
y grito a los cuatro vientos,
tiempo no esperes por mí
pero espera si puedes, por mi esqueleto
de cada vez está más necesitado, el pobre...
pero nada de lástima
y si quieres pasar por encima de mí
y destrozar mis huesos y músculos,
hazlo y sin remisión.
Al final
siempre es el alma la que nos salva
porque donde hay alma
poco importa el cuerpo.
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