Llevo la vida cotidiana entre ceja y ceja,
la tengo en la diana
a la cual siempre disparo.
A veces me obsesiono con una idea,
que hago única y solitaria
que me enternece conforme pasa el día
que me adormece después de comer
y que cuando el atardecer se hace presente,
me doy cuenta que otro día ha pasado.
Lo cotidiano me asusta
me parece tan fácil ser cotidiano
y tan difícil ser original y rompedor de ideas
que a veces, me incomodo,
me molesto a propósito,
me siento de cabeza
hago el pino sin manos y pies
me clavo agujas en mi cerebro
y todo,
por sentirme incómodo,
molesto, cabreado y enfurecido
y entonces, brota una nueva idea
y no será única ni será fija
será flexible, será espontánea,
y será bella a más no poder.

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