JUAN CARLOS ONETTI


 Desde hace meses

con inusitada frecuencia

no me deja el cartero cartas tuyas.

Quizás el pobre hombre

las haya abandonado

en un rincón de su piso,

en algún hueco de su cajón amargo en el trabajo.

Quizá, cuando iba a traerla,

se le perdió el acuse de recibo;

y claro,

es bien sabido,

que mi recepción, para ti,

es muy importante.

Quizá se le haya olvidado en el archivo

donde se olvidan las cartas

que nunca se escriben,

o quizá seas tú, Dios no lo quiera,

que te has olvidado de mí.



















No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR