Hay tardes como la de hoy, en que sería mejor cambiar de lugar y sitio y de mente y alma sí me dejaran. Uno se va aburriendo de hacer casi siempre lo mismo. Y lo digo sin meter por el medio las manías minuciosas del día a día, es decir lo digo a groso modo y a modo de pensamiento reflexivo. Uno acaba hasta los huevos de desayunar siempre lo mismo y en el mismo lugar y sitio y eso que en el sitio en que yo desayuno, que es en el bar de la esquina, los desayunos están de rechupete. Pero ya sabéis de lo que hablo y hablo de tener enfrente los mismos caretos cada mañana. De tener los que hacen ruído al sorber el café. De tener alguno que siempre se chupa el mismo dedo que estuvo hurgando dentro de su nariz. Del tener al que hace los mismos o parecidos chistes y siempre acompañados de las mismas risotadas. Del que siempre curra a destajo y además, sabe de todo, sabe desde cuando hay que plantar un tomate o un pepino, hasta como se instala el cableado del alumbrado de la feria de Sevilla. Pero eso sí, todas las mañanas están en el bar y horas y más horas, pero siempre curran más que los demás. Son de ese tipo de sujetos peligrosos que además presumen de ser españolitos y que todo es culpa de tanto inmigrante etc, etc...y te sueltan todo el compendio del discursito fascistoide.
Y dentro de esa fauna no tan salvaje pero si muy particular, hay algunos que están especializados en la caza del periódico y lo primero que hacen al entrar en el bar, es ver por donde va circulando la prensa impresa fresca del día y una vez que con sus radares tienen localizados los periódicos, hacen una seña para marcar terreno y decir aquí estoy yo y cuando lo acabes de leer a mí me lo tienes que dar. Son los buitres carroñeros de los periódicos. Y en una esquina de la barra y a veces sin ser tan esquinada, hay los bebedores madrugadores. Los que nunca beben alcohol pero se ponen hasta las cejas y me supongo que será porque se la duermen de buena mañana y ese ejercicio lo practican varias veces al día, primero se entonan bastante y después y a continuación, se la duermen suavemente mientras los pajaritos cantan. Y por eso casi nunca los ves tambalearse y cayendo al suelo o estar demasiado pasado y balbuceando palabras o sonidos. Tiene un ritmo marcado, un poco colocado... pues una pequeña y diminuta siesta y así van tirando todo el puto día en continuo sube y baja.
Eso a mí, me refiero a lo de desayunar, me lleva aproximadamente media hora, a veces un poco más, pero no mucho más ni mucho menos. Media hora y a tomar por culo. Quiero decir que ya soy mayorcito para decir la verdad y sin tener que hacer todo un juramento hipocrático sobre cada una de mis cosas y asuntos. En fin que ya soy mayorcito y bastante (y a mucha honra). Que considero que tengo un cerebro privilegiado (un poco arrugado, pero bonito en las formas y maravilloso de contenido, y si no soy yo el que le lo digo ¿quién me lo va a decir?). Que me gusta la vida y sus extrañas y maravillosas circunstancias. Que me cabreo cuando alguien toca mis santos cojones de mono despeluchado. Que no puedo con los plastas de cada día y por último tengo que decir que...¡que odio a los trepas!. Tengo una verdadera fijación con los trepas.
No soporto a ese tipo de escaladores sin cuerda (los trepas), pues por trepar hunden y pisan a quién sea. Cuidado con los trepas que a veces y sin darnos cuenta, los tienes a tu lado, porque vamos a ver... ellos se camuflan mejor que nadie. Un día te ponen cara de ser el mejor compañero del trabajo, otro día te hacen el papel de mejor amigo y otro día te confían un secreto que por supuesto, será mentira y para que tú confíes en él y tú a la vez, le cuentes otro (sólo que el tuyo será una verdad). Claro que al final, siempre son y serán descubiertos, pero pasa que a lo mejor cuando lo descubres, él (el trepa) es tu puto jefe de mierda y tú en correspondencia serás su puto y pringado subordinado. Y no hay peor cosa que ésta, que el que esté por encima de ti sea todo un ser lleno de odio y repleto de resentimiento y que se va a vengar y sea como sea, de tí y de tus circunstancias. Y todo porque tú eres más integro como persona y más humano y en fin, por ser en general, más buena persona.
Mirar una cosa, los imbéciles se identifican muy fácilmente, pues son imbéciles y siempre se les ve el plumero de imbécil y a los idiotas y los graciosillos simpáticos que son plenamente jodidos de malos que son, también....pero los trepas se camuflan de buena gente, te dibujan la mejor sonrisa, se hacen los amables y super atentos, hacen como si lo comprendieran todo, ellos te apoyan, te aplauden, te besan (como Judas) y cuando te dan una abrazo están pensando en que punto de tu espalda te van a clavar el puñal. Ellos calculan la zona más débil y más endeble y más mortífera y como si fueras un pobre toro de miura en una corrida de toros, piensan en como liquidarte con una sola estocada. Por eso buscan la zona más vulnerable de tí. Precaución aconsejable: no permitir que los trepas te den abrazos, ni besos de Judas y hasta evita que te toquen con su piel lasciva y asquerosilla y porque así te ahorrarás, tener que vomitar.
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