HOY...

 

Hoy por primera vez en este año, hace un día del carajo. Día de primavera verano, que le llaman o que así se le debía llamar. Luz alucinante, viento tranquilo y sosegado, calma en el tiempo y en el espacio. Por algo a esta isla en donde vivo le autodenominan sus propios habitantes, "la isla de la calma" cuando yo creo que la calma es una patraña que ellos mismos se han inventado y porque cada habitante de esta isla, lleva una tormenta y un tormento por dentro de sus entrañas. No hay una calma verdadera cuando lo que están haciendo sus ciudadanos, es aparentar que son seres tranquilos y sosegados. Yo no creo en las falsas apariencias de las personas que se disfrazan de ser amantes de lo tranquilo. Yo no creo en la bondad infinita y por tanto, no creo en los seres que van de divinos. Todo el mundo lleva su procesión por dentro y una cosa es que la cuentes y otra cosa muy distinta, es que no la cuentes y por mantener las apariencias. Aunque algo de verdad hay en este tema y porque el forastero que viene de fuera, suele venir muy estresado y por eso y por su propia tontería de pensar que son seres más importantes que nosotros (los que vivimos aquí), tienen demasiada prisa en todo.

Y se acerca el tiempo del puto veraneo y venga a venir huestes de gente tonta e insoportable. Ellos, los que vienen de veraneo, se consideran una especie aparte o una subespecie superior y porque tienen pasta gansa (para veranear aquí hace falta tener mucha pasta). Después cuando por fin se van y vuelven a su puta vida de aburrimiento, queda una paz infinita. Aquí vienen y arrasan con todo y todo les parece muy poco. Son ricos pero están carcomidos por el aburrimiento. Mucho yate, mucho coche pero tienen una mente demasiado corta. Playa, arena y vueltas con el yate y para presumir que el suyo es mejor que el del otro.

A mí personalmente los veraneantes que pululan por esta isla, me hacen retroceder en el tiempo y de repente me encuentro en mi niñez y padeciendo a los veraneantes madrileños con su ego crecido y mal nacido, Eran cuando menos que seres insultantes y engreídos que venían a presumir de que ellos habían nacido en la capital de España y eso les emponderaba y como decía aquella canción y les ponía palote. Nosotros, los lugareños, éramos unos paletos que no teníamos puta idea de lo que es la vida. Y por eso ellos, nos la mostraban pero con esa idea preconcebida de que éramos unos putos analfabetos. Aquí en ésta isla, son los catalanes los que vienen con aires de grandeza y como si esta isla fuera de ellos. Pero no es ellos ni de los otros. Ésta isla pertenece al mundo y con eso lo digo todo.











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JULIO CORTÁZAR