No me beses en la boca
porque me la como
y escupiré tus dientes al suelo
y a tu lengua la envolveré en sangre, saliva y restos de amor y comida
y yo sé que debía ser un maestro de carne y hueso
pero me puede el pecado
y a la gloria la tengo abandonada
yo amo el pecado y lo más perverso
y por eso mismo, te amo a tí
tú que eres el pecado descarnado
y no tienes cuerpo ni aire que te vicie
eres la sal de la tierra
y eres esa melodía que suena en un campo de amapolas
mientras tú bailas al ritmo que te da la gana
yo permanezco incrustado en mi sitio,
me fundo al magma más profundo
y vuelo a ras de la corteza terrestre.
En realidad
la tierra me queda pequeña
y en cambio la luna me atrae como un imán.

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