POEMAS VÍRICOS QUE NO LÍRICOS (Tiempos de Pandemia)


Hay virus comunes,
hay virus asesinos,
hay virus de andar por casa,
y hay virus que dan la vuelta al mundo en plan
abusivo e impertinente,
hay virus paternales...eso me decía mi padre,
hay virus amorfos que se instalan en la antesala
de la entrada,
los hay patógenos que se replican con un soplo o estornudo,
hay virus grandes y los hay pequeños,
hay virus que caminan solos,
y otros que se apoltronan donde se sienten cómodos,
hay virus diminutos
que se acomodan a cualquier sitio,
hay virus patológicos invasivos
y que no te guardan respecto,
hay virus en cada esquina,
en cada banco,
en cada letrina,
y en cada beso,
por eso están prohibidos los besos,
y también los abrazos
y estos tendrán que ser virtuales y a larga distancia,
no sé si después de ésta...
si sabremos darnos besos y abrazos,
creo recordar que un beso se daba
como saludo
y ya si con el beso le comías la boca y la lengua
y la laringe y la tráquea y los bronquios...
creo que eso era otra cosa...
y ahora me vino a la cabeza aquél anuncio que rezaba:
sale una tía toda guapa y toda esbelta y toda pija,
y con una sonrisa de hiena marina
con dientes blancos como la nieve
y brillantes como diamantes
que luce una de sus mejores sonrisas
y va la tipa y dice:
¿sabéis quién me hace reír más que mi marido?,
ante esa pregunta uno se queda perplejo,
como noqueado, estupefacto y anonadado...
pero sin darte tiempo a que le des más vueltas
la tipa sigue su rollo y decide darle salida al asunto
y sonriendo hasta que le duelen los labios, nos dice,
pues es...¡¡¡es mi dentista!!!...
y ja, ja, ja y já…(se ríe la tiparraca sola)
y hay que joderse
y yo ante esto
no sé muy bien al primero que habría que partirle la cara,
al guionista del puto anuncio,
a la protagonista con su estúpida risa de hiena,
al dentista tan simpático
o al marido por tonto y por imbécil...
Veis lo que os digo...
esta clase de virus son indetectables por el método Elisa,
pero si usáramos el barómetro de la imbecilidad
este sería el mejor ejemplo de la existencia del virus de la
imbecilidad,
existe, está a nuestro alrededor,
no muerde,
no grita, no chilla,
se camufla de sonrisa o de risa,
parece gracioso,
y su resultado al final será,
que te caerá al suelo un trozo de tu cerebro,
porque cuando da sus primeros síntomas,
será demasiado tarde para poder volver atrás,
y pasarás a formar parte de la legión de los descerebrados,
que para nuestra desgracia,
pululan por todas partes en este mundo,
además os lo advierto y para que os andéis con cuidado...
florecen con la primavera y con los primeros rayos otoñales.




























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