No, no...


 No, no...

no podía soportar

que aquella vieja canción 

que antes tanto me gustaba

volviera a sonar dentro de mi cabeza.

Y porque toda canción

tiene sus propios recuerdos

y a veces alguno de ellos

se te hace insoportable

y aquella preciosa canción de U2

que sonaba en la radio de mi coche,

se convirtió en una visión de tu cara

 y en la sonrisa de una oscura hiena

a la que le gustaba el olor de mi carne caduca

y entonces entendí todo tu silencio

mientras la brisa entraba por la ventana 

y U2 sonaba como si fuera la marcha fúnebre

y eso fue

y fue una idea anticipada,

una premonición que funcionaba a su antojo,

una idea más entre mis ideas más raras

y fue cuando me di cuenta

que lo tuyo y lo mío

era un espejismo más que tuve en mi vida.













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JULIO CORTÁZAR