PEQUEÑAS HISTORIAS DE UNO

 

Hoy es sábado y otro sábado en mi vida. Mi vida está llena de sábados y viernes y porque en su día fueron mis preferidos y durante una época deseaba tanto que llegara el viernes que hasta creo que vivía para ello, es decir para que llegaran el viernes y el sábado y para poder cogerme una de mis grandes e inmensas cogorzas. Parece mentira que en una época anterior a la que estoy hablando, respiraba y sudaba pura y dura consecuencia y en donde todo era lucha y dura militancia. Y de un lado pasé al otro y mi compromiso social pasó a ser que el viernes llegara y para emborracharme como un piojo y relacionarme con los demás y hasta que no podía decir una palabra más y entonces bailaba todo puesto y borracho y hasta que nos echaran del sitio. Después de esa, para mí, penosa época, hice cambios en mi vida y poco a poco mi apretando mis tornillos y ya mi vida, no sólo era eso, es más puedo decir, que cambié de ideas y recuperé parte de mis anteriores ideas a esa determinada época, me hice más persona, me casé, quería tener hijos y los tuve y entonces el fin de semana dejó de ser mi objetivo principal. Mis hijos me cambiaron y mis penas dejaron de ser tan grandes y en mis alegrías siempre estaban ellos. Ésta que si que fue una verdadera metamorfosis in situ y in vivo y nunca alcancé a ser el padre que había querido ser, pero he tenido veces, que he estado muy cerca de ser un gran padre. A decir verdad, he tenido momentos en que me hubiera gustado abandonar ese papel de padre, pero ser padre significa que no puedes abandonar lo que de alguna forma has creado y guiado y por lo tanto no puedes decir a la primera de cambio, no sé como coño he llegado hasta aquí.

Claro que mi concepto de ser padre no está basado en mi experiencia anterior, quiero decir que yo nací dentro de una familia completamente desestructurada y entonces y como reacción a ella, me posicioné contra el concepto social de la familia y porque mi experiencia con ella, había sido una verdadera mierda. Pasaron largos años, hasta que centré un poquito mejor mi concepto sobre la familia. Podemos decir, que cambié de idea y la familia empezó a ser parte de mi propia historia. Pero sin histrionismos y sin verdades de fe sobre la familia y de como sino hubiera otras formas de ser y formar parte de un nido. Yo he querido a la que fue mi mujer hasta las agallas y así lo manifestaba y lo hacía abiertamente y sin complejos. Y con mis tres hijos me pasó lo mismo, y creo que como padre una parte de mí era adorable, así como otra era confusa filosóficamente, pero eso sí, casi nunca me dejé llevar por esa parte tan negativa hacia mis hijos. Los sigo queriendo con el mismo entusiasmo que antiguamente y quizás mi fallo principal sea que lo manifiesto y lo expreso verbalmente, poco. O por lo menos yo tengo esa idea. 

Yo, como todos, somos sumas de partes y algunas son muy diversas y dispersas y otras son muy contradictorias entre ellas y yo tengo muchas partes de ambas. Me ha costado un huevo y la yema del otro, aceptarme tal y como soy dentro de la familia. Hay que pensar que yo vengo de una idea tóxica sobre la familia y porque así fue mi previa experiencia y aunque he cambiado el concepto sobre ella, de vez en cuando me entran crisis de desconfianza hacia ella y ahí aflojo mis convicciones y pongo en duda todo lo que espero de la familia. Pero son crisis esporádicas y cortas y que al día siguiente estarán resueltas. Ahora estoy divorciado, pero mantengo una excelente relación con mi antigua mujer (no me gusta y para nada, decir mi ex) y en gran parte y gracias a ella, yo sigo aquí. Y eso se lo agradeceré en todo momento y en todo lo que me queda de vida, que no sé si es mucha o es poca, pero como eso nadie lo sabe, me he propuesto no comerme el coco con ello.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR