Si alguien llama a mi puerta
que se entere que está llamando a mi puerta.
Es un aviso a navegantes que han perdido el rumbo
y que ahora lo están buscando entre las rocas de su memoria
y también es un aviso para sujetos que vengan con malas ideas
y con peores intenciones.
Yo soy persona de puertas abiertas
y en mi casa puede entrar toda persona que venga en son de paz
pero el que quiera apropiarse de mi forma de ser y de estar
que se busque otra casa con otro número
yo advierto que no vivo en el número siete
calle melancolía
ni soy un gilipollas al uso
y porque vivo en el número ocho
y mi calle se ha quedado sin nombre
y porque con tanto viento se le han caído las letras
y en estos momentos
me importa un huevo que mi calle siga sin nombre.
Yo vivo en donde vivo
y antes viví en otros sitios
y nunca puse reparos al que venía en son de paz
pero antes de entrar en mi casa
tenía que ver con mis ojos
que sus manos no estaban manchadas de sangre ajena
que sus ideas no iban a querer destruir las mías
y a quién le gustara jugar a quién la tenía más larga,
pues que lo haga pero no en mi casa
o al que pensara
que al rojo de turno es mejor desollarlo vivo
y que la violencia y el odio son parte de sus principios
y si cumplía con estos requisitos a rajatabla
entonces, a partir de ese momento
mi casa será su casa
mi coche también lo sería
iba a decir... mi barco
pero no tengo barco
ni tengo ganas de tenerlo
prefiero tener un barco de papel
que navegue con el viento y con la brisa floja
que produce la risa
que no necesite encaramarme al palo mayor
y para ver lo que pasa por el mundo,
que sea así de simple por ser de papel
y así de complicado y porque el papel en cuanto se moje
hundirá mi bello barco de papel
y no te dará ni tiempo a ponerte un flotador.

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