DOMINGO 10 DE AGOSTO

 

Hoy ya es Domingo y son las 2 y media de la mañana y ya debía estar en cama y durmiendo desde hace 2 horas y media. Pero como hoy me eché una siesta, que no fue muy larga, pero que fue lo suficiente para joderme la noche. Y eso que ésta noche es muy especial y en el borde superior derecho de mi ventana, me está saludando la Luna y como si ella quisiera y haga lo que haga, que esté siempre presente. Y eso que a éstas horas de  la noche está en la parte más alta de la cúspide del cielo y al estar más alta, se le ve más pequeña. Pero ella sigue ahí, impertérrita, vigilándome y observando todo lo que hago. A ésta hora, no hay un alma por la calle y si hay alguien es que se la cogió tan grande que no sabe como volver a casa. Siempre dije que menos mal que dejé de ser pájaro nocturno y porque si lo fuera, creo que ahora me estaría muriendo por tanto aburrimiento. Antes y hace unos pocos de años, como 5 años, había un pub que funcionaba con la noche y un sábado como hoy, podría cerrar sobre las 3 0 4 de la mañana y después o te ibas a casa o te ibas dos veces y porque no había nada abierto. Yo a veces iba y para recordar viejos tiempos y como había un billar en el pub, pues me echaba unas cuantas partidas y me tomaba varias copas. El gran problema que tenía ese pub, es que estaba dotado de un karaoke que te rompía los tímpanos y te anulaba todos los sentidos musicales. Y alguna vez fui con un amigo de éste pueblo y al menda y cuando iba puesto hasta las cejas, le daba por cantar villancicos y ya fuera en navidad, primavera o en el mismo verano  y porque con su tajada él llegaba a pensar que lo hacía muy bien. Los karaokes tienen ese inmenso defecto y convierten al peor cantante en alguien que lo hace más o menos regular, sino era mal del todo y el menda con su gran pelotazo, no se enteraba que a los demás nos está torturando y sin compasión ninguna. Hubo una época en que la heroína o que el héroe de cualquier novela negra que se preciara, bebía cazalla o aguardiente a pelo y varios vasos seguidos y en verdaderos lingotazos y no le pasaba nada, pero a medida que bebían más vasos de ese alcohol indigerible, les daba por cantar unas canciones en el karaoke de su barrio. Y al día siguiente se despertaban sin el mínimo atisbo de una resaca. Solían vivr solos y porque no había dios que los aguantara, pero ellos reconvertían su propia historia y se decían a si mismos, yo soy el que no aguanto a nadie.

El viejo argumento de que si nadie te quiere no es por tu culpa y es por culpa de otros o de todos los demás. Y que seas un tío o tía desagrable y hasta tu médula ósea, no es por tu culpa y aunque te comportes como un perro rabioso, la culpa siempre la tenía el gato y más si el gato era negro. Pues hubo una moda de novelas negras, en donde el tío o tía eran profundamente desagradables y bordes hasta la bandera, pero que llegada la noche se iban a un pub con karaoke y allí seguían jodiendo a los demás y por lo mal que cantaban. Yo nunca canté en un karaoke y porque me doy hasta vergüenza ajena y por lo mal que canto y porque además considero que no tengo que torturar a nadie. Pero las modas son las modas y si hay que beber cazalla o aguardiente a lo bravo y en cantidades industriales y cantar como un jilguero sin cuerdas vocales o como si fueras una burda imitación de Tom Waits en sus peores tiempos, pues simplemente se hace, aunque le pricipal argumento, era porque por debajo del sobaco se notaba el bulto de una arma reglamentaria. Y ante éste tipo de argumentos no hay razonamiento posible. Después, llegadas las 4 o 5 de la mañana el tipo se volvía su casa y dando tumbos y tropezando con todos los cubos de la basura que salían a su paso. El menda llegaba a casa y se tiraba en el sofá de casa y con las botas puestas y sin cambiarse de ropa. Dormía 4 horas y se despertaba como nuevo y ya dispuesto para volver a su trabajo de sabueso.

Y éste resumen que os acabo de contar, se repetía día y noche y con una precisión casi quirúrgica. El héroe o la heroína follaban muy poco y porque se notaba que anteriormente ellos ya habían follado lo suficiente y ahora lo de follar no era su principal aliciente. Y lo poco que follaban, preferían hacerlo sobre la tapa de un water todo asqueroso o todo pringoso y mugriento o contra una pared de azulejos y por donde corrían pequeños regueros de mierda y por eso al acabar les costaba poder despegar la espalda de su camisa de semejante acúmulo de mierda pegajosa. Pero como ya iban puestos hastas las cejas, para ellos era un tema sin demasiada importancia y sino mañana, que ya sería otro día, con un poco de Ariel con todo su poder desengrasante, su problema ya estaría solucionado. Y después del polvete, otra vaso de cazalla y de nuevo otra canción en el puto karaoke, pero ya esto último, lo hacían por separado y cada uno por su parte.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario

JULIO CORTÁZAR