La noche y sus jugadas maléficas


 La noche y sus jugadas maléficas. Y cuando dejé la militancia política y porque el partido en el que estaba se había diluído en aguas de borrajas, aunque todo hay que decirlo, yo llevaba casi un año metido en una garraza de alcohol y bien mezclada con otras drogas de todo tipo. Yo era un tío que se sentía herido por la mala evolución que estaban cogiendo ciertos hechos. Y la revolución de los cojones se había ido por el water y mis amigos de aquellas todos teníamos una estrecha relación con aquél partido que se había evaporado y por tanto todos estamos jodidos y en parte muchos habíamos perdido el rumbo. Por supuesto yo entre ellos. Unos quisieron recuperar su anterior vida y se pusieron a estudiar como locos y para resolver esas asignaturas que por el tiempo dedicado al tema revolucionario, las tenían aún pendientes. Y yo estaba nuevamente entre ellos. Me puse a estudiar como un jabato y limpie un poco más mi expediente académico. Pero aún así y todo, ahora nos sobraba tiempo y porque pasamos de estar 10 horas a pleno rendimiento y dedicadas a aquella causa donde la revolución pendiente era nuestro principal motivo y causa, pues pasamos a que... aunque estudiaras 8 horas al día, que ya era bastante, te sobraban horas y más horas. Por tanto y en uno de esos momentos, la noche llamó a mi puerta y no te hiciste el rey de la noche porque tampoco daba para tanto, pero toda mi fé la deposité en la noche. Y de la noche no se puede esperar tanto. La noche es una nube, pero es una nube tóxica y de cada vez más tóxica y yo y lo digo sinceramente, hasta ese año nunca había sido un militante de la noche. Pero claro, ese año me puse las botas y día sí, coca y todo lo que me cayera en los dedos y en la boca y día también, era un pedazo de carne que se iba conservando dentro de un barril de alcohol, coca y todo lo1 que me cayera en los dedos y en la boca.

 Pero eso sí, ese año seguí estudiando como un cabrón y menos mal que la cosa tuvo buenos resultados y me saqué un curso entero pero en Junio, cosa que nunca había hecho. Pero a pesar de mis logros académicos, la noche seguía ahí y en cuanto acabé ese curso, me lancé de nuevo a la noche. Y además, venía el verano y habría que añadir, que en Vigo eran tiempos de la movida y había todo un movimiento alrededor de unos cuantos grupos musicales y como en verano volvía a Vigo, me encontré dentro de una historia que parecía fantástica y aunque como siempre pasa, después se demostró que era una cortina de humo y aquella movida de aquellos tiempos se fue al carajo directamente. No sé muy bien, pero aquella movida había durado 2 o 3 años.

Y más alcohol y más drogas y a veces hasta te caía una buena dosis de sexo y con todo eso ibas tirando. Pero llevar de contínuo el ritmo de la noche, acaba pasando factura y con el paso de los meses empeoraron mis condiciones físicas y psíquicas. Y unos meses más tarde se me apareció una luz dentro de mi cabeza y esa voz me decía, ponte a estudir y deja de hacer gilipolleces y gracias a esa voz, me puse a estudiar de nuevo y como una bestia parda. Seguía haciendo mis noches pero había conseguido limitarlas al fin de semana y el resto de la semana solamente la tenía dedicado al estudio. También fue un curso muy productivo y como la noche la seguía teniendo dentro de mi cabeza se volvió a repetir el mismo ciclo que el anterior verano y en ese verano hubo muchas noches de sexo y como de aquellas no tenía pareja, cosa rara en mí, pues me pude dedicar entero a ese tema. Algún día os contaré lo de las parejas y porque aquella época fue un lapsus en mi vida y porque muchas veces pensé que yo iba de pareja en pareja y sin tener tiempo ni para respirar. La inseguridad que me producía no tener pareja era cuando menos que alucinante y por eso creé esa dependencia tan grande hacia ese tipo de relación. Bueno, pues ese fue otro verano libre pero no libre del todo y porque durante esos dos años había tenido varias relaciones de pareja pero todas habían sido muy cortas.

Y eso que con las relaciones de pareja llevaba una racha muy mala, pero yo seguía erre que erre y porque siempre fui muy cabezón y muy terco. Y como decía el otro, una mala racha la tiene cualquiera. A veces llegaba a pensar que esa dependencia que tenía tan grande hacia la relación de pareja, podía ser debida en parte y digo en parte, a que como yo nunca había tenido madre que hubiera ejercido como madre, podría ser que buscara una especie de madre en esa tipo de relación de pareja. Pero eso eran teorías freudianas que no me iban a llevar a ninguna parte y además en esa temporada que estaba viviendo, me importaba un huevo la interpretación que se lo podía dar a ese hecho. Yo seguía militando en la noche y de aquellas la noche aún me correspondía. Años más tarde, esa relación con la noche hizo aguas y se me hundió ese barco y ese hundimiento tuvo que ser en la noche y los dos tuvimos que subir a cubierta yllgar a tierraen una lancha salvavidas. Pero como siempre me pasó a lo largo de toda mi vida, me costó un huevo y la yema del otro, romper aquella relación tan tóxica con la noche. Pero ahora mismo estoy muy cansado y agotado y ya en otro momento proseguiré con mi relato.


















 

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JULIO CORTÁZAR