Y en mis viejos tiempos de animal embrutecido


 Y en mis viejos tiempos de animal embrutecido

 en que me dedicaba a vivir la noche

y en busca de algo que me comprendiera de alguna manera

o que solo me oyera durante un rato

y porque dadas la condiciones en las que estaba

no era el momento de intentar practicar sexo

y porque con la que llevaba encima

ni sexo, 

ni amores en los que hubiera que hablar mucho

ni tampoco tener que escuchar demasiado.

Mis ojos inyectados en sangre, 

me delataban a larga distancia

mis movimientos eran patosos, pastosos y descoordinados

mis palabras apenas eran audibles

y mis ideas estaban cubiertas de nubes negras

que amenazaban tormenta

y dentro mi cabeza tenía aviso de lluvia interminable

y cuando bailaba lo hacía como un zombi

y mientras seguía pasando la noche a ritmo de aquella música infernal

y entre los vapores del alcohol

y los sudores que se deslizaban por mi pegajosa piel

es como si me estuviera dando una ducha con agua demasiado caliente

y a ratos y de vez en cuando

tenía que darme un descanso

y salía hacia la puerta de entrada y como si fuera un saco de patatas

después, el típico cigarrillo del borracho

y a veces, hasta me recompía un poco

y cogía aire y de nuevo entraba en aquella sauna satánica

y ya iba
un poco más mejorado y adecentado

y el cuerpo me pedía otra copa y otro baile

y todo ese ciclo de la puta noche

era como un bucle interminable.

















 Y en mis viejos tiempos de animal embrutecido

 en que me dedicaba a vivir la noche

y en busca de algo que me comprendiera de alguna manera

o que solo me oyera durante un rato

y porque dadas la condiciones en las que estaba

no era el momento de intentar practicar sexo

y porque con la que llevaba encima

ni sexo, 

ni amores en los que hubiera que hablar mucho

ni tampoco tener que escuchar mucho.

Mis ojos inyectados en sangre, 

me delataban a larga distancia

mis movimientos eran patosos, pastosos y descoordinados

mis palabras apenas eran audibles

y mis ideas estaban cubiertas de nubes negras

que amenazaban tormenta

y dentro mi cabeza tenía aviso de lluvia interminable

y cuando bailaba lo hacía como un zombi

y mientras seguía pasando la noche a ritmo de aquella música infernal

y entre los vapores del alcohol

y los sudores que se deslizaban por mi pegajosa piel

es como si me estuviera dando una ducha con agua demasiado caliente

y a ratos y de vez en cuando

tenía que darme un descanso

y salía hacia la puerta de entrada y como si fuera un saco de patatas

después, el típico cigarrillo del borracho

y a veces, hasta me recompía un poco

y cogía aire y de nuevo entraba en aquella sauna satánica

y ya iba
un poco más mejorado y adecentado

y el cuerpo me pedía otra copa y otro baile

y todo ese ciclo de la puta noche

era como un bucle interminable.







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