VENTAJAS DE PUEBLO (Microrelato)

Que seria un Domingo sin que suenen las campanas de la Iglesia, pues que simplemente ya no sería un domingo, sería otro día cualquiera. Es como para mí ir a comprar el santo Pais con su revista semanal, esta última tan agradecida y que a mi me saca de tantos apuros. Como si no iba a cubrir esos momentos de intimidad cagatoria, pues es mi única lectura que llevo conmigo y más que llevar, ya la dejo instalada en el cuarto de baño desde el primer día o sea desde hoy. Me gusta su contenido y mantiene un formato ideal para leer sentado en la taza del water: el tamaño adecuado, las artículos no muy largos, y su abundancia de fotografías que la hacen más entretenida. Ahora escucho a unos pájaros piar y entra la brisa del mar por mi ventana en éste día azul y de brillantina. La Isla también tiene sus ventajas y a veces no se les valora lo suficiente. A veces tengo la sensación de estar de vacaciones perpétuas, sobre todo en la temporada "alta", que abarca desde el mes de Mayo hasta el mes de Octubre.

                Son sensaciones y que se tienen cuando uno se encuentra en paz consigo mismo, por tanto no son contínuas, son por unos instantes, pero son suficientes y como además son momentos sentidos y profundos, su efecto sedante te dura más tiempo. Vivo en medio del pueblo, en el meollo y es curioso porque sólo se escucha de vez en cuando un coche. Aquí, y en un Domingo la música de fondo es el canto de los pájaros. El mar lo tengo al lado, pero en el Mediterráneo el mar suele ser silencioso, no es mar que se caracterice por el ruido de sus olas, salvo cuando hay temporales. Pero dando sólo dos pasos puedo apreciar sus encantos y que mi vista se inunde de mar. Ahora están tocando de nuevo las campanas y me estoy preguntando si no hay un afinador de campanas, que por favor venga a éste pueblo de Dios y las afine un poco, son demasiados agudos que penetran y alteran a mi cabeza.

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JULIO CORTÁZAR