A CURRAR

       Y ahora ya estamos en el postpandrio y haciendo una digestión indigesta, unos espaguettis asesinos que se clavan como agujas en mi estómago, pero es hora de activarse y de ir a la gran compra del mes, la que desborda el puto carro y después lo arrastras hasta el coche y llegas a a casa y la misma faena, sólo que al revés. menos mal que mi nevera es de familia numerosa y cabe hasta carro de bueyes y el congelador es una mansión, ahora vacía y dentro de un rato llena hasta los topes, Son tres bocas más, aparte de la mía y en edades peligrosas respeto a la comida, son tres bocas insaciables y que no me comen a mi, porque debo tener la carne muy dura o sea carne de res vieja.

                          Me quedan 15 minutos y ya tengo la lista hecha. No sé tengo la sensación de que quiero que ocurra algo, algo que me impida ir hacer la compra, aunque tampoco, porque para que sea algo que me lo impida, tiene que ser algo jodido y yo no estoy para muchos trotes, estoy en un momento delicado y con la sensibilidad a flor de piel, vamos un tiquismiquis sensiblero. Mañana es el día D, día de comienzo del curre y no sé si tengo ganas de empezar, pues por un lado estoy bien y por otro lado, noto la necesidad de ponerme en orden, necesito orden, mi tendencia es la contraria, es irme atropellando con los acontecimientos y al final y como siempre, acabo hecho un lío. Así que ya no le doy más vueltas, me toca currar y voy a poner en orden mi cabeza. Es curioso esto que digo, pues al empezar las vacaciones ese era mi objetivo, ordenar mis pensamientos y ahora estoy reclamando ponerme a currar para volver a ordenarlos. La vida y por mucho que se diga, no hay quien la entienda y yo no voy a ser el iluminado que descubra los secretos de su funcionamiento. ¡Ya me gustaría hac
erlo!.

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JULIO CORTÁZAR